Publicado en la revista Ihitza n° 27, otoño 2008, Ed. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, p. 25, ISSN 1135-6391 (es la revista de Educación Ambiental del Gobierno del País Vasco, dedicada a la Agenda 21 Escolar, y que es distribuida en todas las escuelas de Euskadi); en este breve texto presento de forma muy resumida algunas ideas básicas de mi propuesta de EA ecomunitarista, para trabajar con docentes iniciantes en EA. (Ampliando esos conceptos, acaba de salir en Brasil mi libro "Introdução à educação ambiental ecomunitarista", Ed. FURG, Rio Grande, 2008, ISBN 978-85-7566-101-7, 188 pp., pedidos a editfurg@mikrus.com.br y www.vetorialnet.com.br/~editfurg/).
Notas sobre la Educación Ambiental Ecomunitarista (EAE)
Prof. Dr. Sirio López Velasco
(Universidade Federal do Rio Grande, Brasil, lopesirio@hotmail.com)
He definido la educación ambiental ecomunitarista como aquella educación problematizadora (en el sentido de Paulo Freire en “Pedagogía del Oprimido”) que, apoyándose en las tres normas fundamentales de la ética, se orienta hacia el ecomunitarismo (ver nuestra propuesta en exposición resumida para el gran público del Estado español en “Ética para mis hijos y no iniciados”, Ed, Anthropos, Barcelona, España, 2003). Esas tres normas nos comprometen, respectivamente, a luchar para realizar nuestra libertad individual de decisión, a hacerlo en búsquedas de respuestas consensuales para cada problema, y en actitud de preservación-regeneración de una naturaleza humana y no humana sana. Esa educación, tanto a nivel formal como no formal, es dialogal; así, los sujetos dialogantes y en permanente y siempre inacabado proceso de “concienciación”, construyen y reconstruyen consensualmente conocimientos a propósito de cualquier referente, sobre el cual, al mismo tiempo, actúan en perspectiva transformadora, rumbo al ecomunitarismo. Éste se define como un orden socioambiental poscapitalista fundado en la aplicación cotidiana y generalizada de las tres normas éticas fundamentales. Ese orden tiene carácter utópico, pero es indispensable guía para la acción cotidiana (si no queremos vagar sin dirección). El ecomunitarismo y las luchas que asumimos en nuestra marcha hacia él se despliegan en las siguientes dimensiones: a) pedagógica (educación ambiental problematizadora, tanto a nivel formal como no formal), b) económica (economía ecológica solidaria donde han sido superadas la explotación del hombre por el hombre y la devastación-contaminación irreversible de la naturaleza no humana, tan esenciales al capitalismo), c) erótica (erótica del placer compartido, más allá de la auto-represión alienada, del sexismo, del machismo y de la homofobia), y, d) política de todos (o sea, con democracia participativa y directa siempre que posible, con acción de “redes” no verticalizadas que van desde lo local hasta lo planetario, y con permanente rotación de los cargos que sea indispensable mantener). En la educación formal la EAE se sintetiza en las siguientes ideas: a) Vincular los contenidos programáticos a problemas socioambientales de la vida de los alumnos (en especial en las áreas de salud, producción-trabajo-desempleo, vivienda, consumo y ecología), b) promover la investigación colectiva e individual, debiendo el profesor ejercer el papel de "auxiliar de planeamiento, observación, elaboración de hipótesis, test de las mismas y elaboración de resultados" en una actividad que apunta al "re-descubrimiento" - "re-construcción" de los conocimientos mediante la reflexión dialogada, c) salir para hacer trabajos de campo y/o crear espacios, aunque sean modestos, en la propia escuela o institución educativa, dedicados a actividades de pesquisa socioambiental, d) dialogar en la institución educativa y/o in situ con conocedores (escolarizados o no) del tema en estudio, apuntando a la integración entre los conocimientos "técnicos", el saber popular, y las implicaciones socioambientales de ambos saberes, y, e) a partir del trabajo colectivo y de las sistematizaciones elaboradas con la ayuda del profesor y de conocedores, promover acciones orientadas hacia la búsqueda de soluciones para los problemas socioambientales investigados, existentes en la escuela o institución educativa, en su barrio, en el barrio de residencia de los alumnos y/o en la comunidad donde fue realizada la investigación-participante.
Prof. Dr. Sirio López Velasco
(Universidade Federal do Rio Grande, Brasil, lopesirio@hotmail.com)
He definido la educación ambiental ecomunitarista como aquella educación problematizadora (en el sentido de Paulo Freire en “Pedagogía del Oprimido”) que, apoyándose en las tres normas fundamentales de la ética, se orienta hacia el ecomunitarismo (ver nuestra propuesta en exposición resumida para el gran público del Estado español en “Ética para mis hijos y no iniciados”, Ed, Anthropos, Barcelona, España, 2003). Esas tres normas nos comprometen, respectivamente, a luchar para realizar nuestra libertad individual de decisión, a hacerlo en búsquedas de respuestas consensuales para cada problema, y en actitud de preservación-regeneración de una naturaleza humana y no humana sana. Esa educación, tanto a nivel formal como no formal, es dialogal; así, los sujetos dialogantes y en permanente y siempre inacabado proceso de “concienciación”, construyen y reconstruyen consensualmente conocimientos a propósito de cualquier referente, sobre el cual, al mismo tiempo, actúan en perspectiva transformadora, rumbo al ecomunitarismo. Éste se define como un orden socioambiental poscapitalista fundado en la aplicación cotidiana y generalizada de las tres normas éticas fundamentales. Ese orden tiene carácter utópico, pero es indispensable guía para la acción cotidiana (si no queremos vagar sin dirección). El ecomunitarismo y las luchas que asumimos en nuestra marcha hacia él se despliegan en las siguientes dimensiones: a) pedagógica (educación ambiental problematizadora, tanto a nivel formal como no formal), b) económica (economía ecológica solidaria donde han sido superadas la explotación del hombre por el hombre y la devastación-contaminación irreversible de la naturaleza no humana, tan esenciales al capitalismo), c) erótica (erótica del placer compartido, más allá de la auto-represión alienada, del sexismo, del machismo y de la homofobia), y, d) política de todos (o sea, con democracia participativa y directa siempre que posible, con acción de “redes” no verticalizadas que van desde lo local hasta lo planetario, y con permanente rotación de los cargos que sea indispensable mantener). En la educación formal la EAE se sintetiza en las siguientes ideas: a) Vincular los contenidos programáticos a problemas socioambientales de la vida de los alumnos (en especial en las áreas de salud, producción-trabajo-desempleo, vivienda, consumo y ecología), b) promover la investigación colectiva e individual, debiendo el profesor ejercer el papel de "auxiliar de planeamiento, observación, elaboración de hipótesis, test de las mismas y elaboración de resultados" en una actividad que apunta al "re-descubrimiento" - "re-construcción" de los conocimientos mediante la reflexión dialogada, c) salir para hacer trabajos de campo y/o crear espacios, aunque sean modestos, en la propia escuela o institución educativa, dedicados a actividades de pesquisa socioambiental, d) dialogar en la institución educativa y/o in situ con conocedores (escolarizados o no) del tema en estudio, apuntando a la integración entre los conocimientos "técnicos", el saber popular, y las implicaciones socioambientales de ambos saberes, y, e) a partir del trabajo colectivo y de las sistematizaciones elaboradas con la ayuda del profesor y de conocedores, promover acciones orientadas hacia la búsqueda de soluciones para los problemas socioambientales investigados, existentes en la escuela o institución educativa, en su barrio, en el barrio de residencia de los alumnos y/o en la comunidad donde fue realizada la investigación-participante.
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