quinta-feira, 29 de janeiro de 2009

¿Cuál es el problema con el cálculo de utilidad?

¿Cuál es el problema con el cálculo de utilidad?


Carlos Molina Velásquez
Universidad Centroamericana
“José Simeón Cañas”
San Salvador

Más que la expulsión del “cálculo de utilidad”, la ética del bien común que propone Franz Hinkelammert supone una reformulación de nuestras relaciones con él, debido a que es imposible erradicarlo del todo. Más bien, se trata de proponer una polaridad entre el cálculo de utilidad y la decisión en función del bienestar de todos. El cálculo es interpelado e “intervenido” por la racionalidad reproductiva, con lo que la perspectiva del agente es “relativizada”, mediante su inserción en la perspectiva del sujeto. Así es como nos aparece el “bien común”, que no es derivado de modo apriorístico, sino a partir del reconocimiento del sujeto viviente y de “lo que es útil para todos”.

Esto último justifica una lectura consecuencialista de esta ética del bien común. Se trataría de un consecuencialismo que tomaría en cuenta esa polaridad entre el cálculo que se efectúa a nivel de la racionalidad medio-fin y el criterio que “obliga absolutamente”, desde la perspectiva del sujeto. Pero no es sólo el consecuencialismo lo que se refuerza, sino que podríamos incluso pensar en una revalorización del utilitarismo. El mismo Hinkelammert señala la necesidad de la utilidad —en función del bienestar de todos y no sólo del beneficio de unos—, aunque se advierte sobre el problema de la imposibilidad de un cálculo exacto y total. El cálculo de utilidad tendría entonces que ser interpelado por el criterio de discernimiento, que se deriva del postulado trascendental de la razón práctica (“asesinato es suicidio”) y que podríamos formular como el deber de reproducir la vida humana. Dice Hinkelammert:

“No se trata… de formular un cálculo de utilidad ‘a largo plazo’ o un cálculo de utilidad ‘iluminado’. El cálculo de utilidad es el cálculo del individuo autónomo, que en su lógica produce precisamente aquellas fuerzas compulsivas de los hechos que desencadenan el proceso colectivo de autodestrucción, al cual se enfrenta la acción solidaria. Pero disolver este proceso destructor es útil (…)
La palabra ‘utilidad’ visiblemente expresa mediante un solo término dos cosas que se contradicen entre sí. La primera remite a lo útil necesario, la segunda al cálculo de utilidad (…)
En los dos casos, en el cálculo de utilidad [bienestar/beneficio] y en el caso de la utilidad beneficio/bienestar, que es útil para todos, y para todo, se trata del sujeto y de cada uno de los sujetos”[i].

Es claro que el problema no se encuentra en lo útil —la utilidad—, sino en la pretensión de cálculo exacto y total, así como en el carácter “atomista y fragmentario” de la acción —y la deliberación, cuando es el caso—, que realizan individuos limitados, pretendiendo realizar cálculos más allá de sus posibilidades. Esta es una ilusión trascendental, pero no significa que toda consideración de la utilidad e incluso que todo cálculo de la misma deba descartarse a priori. Al contrario, es el criterio de utilidad y su emplazamiento dentro de un enfoque en el que predominan las consecuencias el criterio para enfrentar la absolutización del cálculo, porque si no fueran nefastas las consecuencias para la humanidad, ¿qué otras razones podríamos tener para resistir a la lógica del (ilusorio) cálculo total?

Esto nos lleva a una primera idea que quiero plantear: La ética del bien común se clasificará dentro de las teorías consecuencialistas sobre lo que determina el acto correcto. ¿Qué es el consecuencialismo? “El consecuencialismo moral se define fundamentalmente como una teoría de lo correcto según la cual la corrección moral de nuestras acciones viene determinada por la bondad global de sus consecuencias” [ii]. Esta es una consideración esencial para una teoría ética abierta, la cual se construye en oposición a las éticas que formulan valores abstractos y normas absolutas, así como a las éticas funcionales al mercado, que eluden la posibilidad de plantear valores “de por sí”, necesarios para la vida, al mismo tiempo que justifican a las instituciones existentes, de manera tautológica o arbitraria. Frente a una ética meramente procedimental o frente a los enfoques liberales de los derechos humanos, que los derivan de una concepción restringida de la subjetividad, es necesario oponer un razonamiento que privilegie las consecuencias que tiene, para la vida humana, la aplicación de unas normas o la orientación en función de unos valores, por encima de la mera “observancia” de éstos o de aquéllas.

En este sentido, defender una postura consecuencialista significa estar de acuerdo con que el criterio para deliberar sobre la orientación de nuestras acciones es el fomento de determinados valores y fines, sin limitarnos únicamente a prescribir su “respeto”. Asimismo, a la hora de evaluar nuestras opciones, el valor de éstas estaría determinado por el valor del pronóstico que podríamos hacer sobre los resultados de la acción correspondiente y las modificaciones que estaríamos introduciendo en el mundo, es decir, las consecuencias de esa acción[iii]. Por ejemplo, la opción de garantizar la libertad de información en un país no puede evaluarse correctamente si no consideramos con cierta claridad que este valor debe ser fomentado y que deberá corresponder a unos “estados del mundo” preferibles (más libres y equitativos para todos). Pero se trata del fomento del valor y no su respeto incondicionado, por lo que estaría justificado prohibir la circulación de un periódico fascista o de una cadena de noticias que hace llamados a la violencia y al sabotaje, socavando la consolidación de una sociedad libre y equitativa.

¿Por qué es importante ubicar a la ética del bien común dentro de las teorías de corte consecuencialista? Hay al menos dos razones. Primero, porque de esa manera cobra fuerza el carácter a posteriori de sus fundamentos. No es una ética que formula normas fundadas en una esencia humana, un principio inquebrantable o fines determinados de antemano por un grupo de la sociedad. Es la evaluación de la acción mediante la evaluación de sus consecuencias para la vida de la humanidad lo que anima a la ética del bien común.

En segundo lugar, si queremos hacer de la ética del bien común una teoría ética, deberá posicionarse frente al abanico de teorías éticas existentes. Incluso si no pretendemos tal cosa, a lo mejor porque sólo nos dedicaremos a señalar los límites de los enfoques predominantes en ética, aún así deberíamos decir por qué no nos interesa señalar cómo debería procederse en la deducción de normas concretas y acciones que fomenten los valores, de tal manera que aquellos límites sean tomados en cuenta. Y esto implica construir una teoría ética.

Pero hay algo más. Considero que la principal objeción al cálculo de utilidad, señalado desde la ética del bien común, coincide con lo que muchos han considerado como el argumento principal en contra del consecuencialismo: la presunción de que, en toda circunstancia, deberemos calcular nuestras elecciones. Es evidente que una gran cantidad de elecciones quedarían paralizadas por nuestras limitadas posibilidades de cálculo (como al intentar priorizar entre los bienes y servicios a los que deberían tener acceso los ciudadanos) o por la contradicción que implicaría el mero cálculo (como al pretender calcular las expresiones de amor que debería prodigar a mis hijos). Aún así, el consecuencialista podría argumentar que su enfoque no es sólo y únicamente una teoría de la deliberación sino una teoría de la justificación de las opciones. Es decir, si bien no siempre deberíamos proceder como calculadoras, al menos tenemos un buen criterio para justificar nuestras opciones[iv].

No espero que esta explicación resuelva todos los problemas que se plantean al consecuencialista estándar, pero sí quisiera que nos ayudara a pensar en su conexión con otro problema del consecuencialismo, frente al cual la ética del bien común tiene algo que aportar. Me refiero a lo que podemos llamar “situaciones límite”. Yo diría que es la típica objeción al consecuencialismo: si nos guiamos por las consecuencias de nuestros actos, podríamos justificar las acciones más aborrecibles, como torturar a un terrorista para saber dónde se encuentra una bomba y salvar así muchas vidas, o como cuando decido quitar el respirador a mi tío anciano y moribundo, para conservar su herencia (que a él no le serviría de nada). Puede que sea demasiado suponer que una teoría ética, cuya finalidad es servirnos de guía en nuestra vida cotidiana, deba descartarse debido a situaciones en las que no es muy probable que nos encontremos. No obstante, la ética del bien común ha surgido precisamente de un análisis crítico de unas situaciones límite que son utilizadas para justificar políticas muy determinadas, cuya influencia en el rumbo que toma el mundo no es despreciable. Pensemos por ejemplo en los argumentos de Bush para justificar su “guerra al terrorismo”.

Hay que señalar que este problema de las situaciones límite corresponde al uso peyorativo de la frase “el fin justifica los medios”, un acostumbrado ataque a los consecuencialistas. Por su parte, Hinkelammert nos advertía que la superación del cálculo de utilidad no se resuelve mediante la inclusión de consideraciones sobre el “largo plazo”, ya que el problema lo encontramos en el “cálculo del individuo autónomo”; por lo tanto, no hay que buscar en esa lógica de argumentación la salida al problema que plantea la expresión “maquiavélica”. Pero esto no significa que la reducción del problema de lo útil a los meros resultados sea un problema extraño para los consecuencialistas. Como señala Amartya Sen, refiriéndose a las políticas que buscan garantizar el bienestar en una sociedad: “Existe una distinción entre los ‘resultados finales’ (es decir, sin tener en cuenta el proceso por el que se consiguen, incluido el ejercicio de la libertad) y los ‘resultados globales’ (teniendo en cuenta los procesos a través de los cuales se han conseguido los resultados finales)”[v]. Deberíamos defender los resultados globales, ya que nuestras consideraciones sobre lo bueno o lo útil no sólo toman en cuenta el estado al que llegamos sino la manera como los alcanzamos. Si pudiéramos encontrar la tecnología necesaria para conducir a un grupo de personas a la plena satisfacción de sus necesidades básicas (resultado final), pero bajo un régimen en el que no hay lugar para la libertad y a costa de un número elevado de muertes, rechazaremos esa posibilidad, y preferiremos un régimen y tecnología que no sólo busque la satisfacción de las necesidades básicas de las personas sino el que éstas puedan alcanzarse en libertad y sin un derramamiento de sangre (resultado global).

¿Significa lo anterior que la ética del bien común es como cualquier consecuencialismo estándar? No lo creo. Podríamos sentirnos tentados de preguntar acerca de la razón por la que un consecuencialista como Amartya Sen introduce esta “distinción”. ¿Será que subyace algún tipo de reconocimiento de “límites” de la condición humana, los cuales no pueden traspasarse? Cualquier consecuencialista —y no sólo Sen— rechazaría cualquier alusión a “valores absolutos”, es decir, independientes de los resultados y los pronósticos que enlazan estos con nuestras opciones. ¿Será que estamos ante el “retorno de lo reprimido”, es decir, de los principios éticos apriorísticos, deontológicos? ¿O estaremos ante la irrupción de un límite para nuestras humanas posibilidades, que se nos aparece en la forma de un valor reconocido a posteriori?

Acá resulta esclarecedora la distinción entre valores absolutos y valores “de por sí”, que ha formulado Hinkelammert. Estos últimos no se obtienen mediante derivaciones apriorísticas. Más bien, lo que sucede es que su negación no sólo provoca efectos perniciosos sino incluso la disolución del marco general de toda valoración. Al ser valores que se integran dentro de la elección entre la vida y la muerte, los valores de por sí son consideraciones acerca de las condiciones de posibilidad de la experiencia. Si no son afirmados, generan consecuencias que terminan por diluir la realidad, y con ello cualquier criterio de valoración. Como vemos, no se trata de una “retorno a la deontología”, sino de la constatación de los límites para la misma acción racional, incluso si está dirigida por la búsqueda de la utilidad.

Pero, insisto, la ética del bien común no es sin más consecuencialista. Siendo su punto de partida el reconocimiento de una trascendentalidad al interior de la vida humana —la inclusión de las consideraciones acerca de los límites de la condición humana, las imaginaciones trascendentales, y la postulación de la subjetividad como realidad y como totalidad— proporciona elementos interesantes para mostrar ciertas insuficiencias del consecuencialismo. De especial interés es su presentación del problema en torno a los límites de imposibilidad, elementos ineludibles en la constitución de un pensamiento que tenga pretensiones de universalidad, racionalmente fundada. En este sentido, son interesantes algunas observaciones de los mismos consecuencialistas:

“[Según Shelly Kagan[vi],] si tuviéramos un conocimiento cierto del destino de todos los seres, de la cantidad de bien que está en juego, tendríamos que estar motivados a actuar en pro del mayor bien global. Pero la ausencia de un conocimiento de tal viveza constituye, según Kagan, un defecto cognitivo para nosotros. Y al reconocerlo como un defecto, Kagan no ve por qué no podemos estar motivados ahora a actuar como si tuviésemos ese tipo de conocimiento”[vii].

Es curioso el parecido con el punto de partida de Hinkelammert, aun cuando la “solución” que se plantea se aleja de él notablemente. Kagan parte de una constatación muy similar a la que nos propone aquél —los límites para la condición humana—, pero los limita a “lo cognitivo”. Desde la ética del bien común, diríamos que hay que llegar más lejos: se trata de límites para la acción, que provienen de nuestra condición de vivientes. El que tengamos deficiencias cognitivas es resultado, no principio. Además, la referencia a un tipo de razonamiento que emplea el “como si” —“no ve por qué no podemos estar motivados ahora a actuar como si tuviésemos ese tipo de conocimiento”[viii]— expresa precisamente la lógica de la ilusión trascendental, que confía en que los límites no son más que una deficiencia cognitiva, superable con el paso del tiempo. Por el contrario, para Hinkelammert, estos límites son reconocidos racionalmente, mediante la postulación de la realidad como subjetividad trascendental. Son límites de imposibilidad, que surgen debido a la condición humana.

La falacia consiste en actuar como si poseyéramos un conocimiento perfecto o como si pudiéramos alcanzarlo en algún momento de la historia, pues esto genera acciones sociales, normas y valores que, eventualmente, aplastan a sujetos concretos. Y los resultados globales terminan siendo catastróficos. Para Hinkelammert, lo que no debemos suponer es que tengamos conocimiento perfecto. Y esto es así porque la postulación subjetiva de la realidad se nos hace presente en su negación: asesinato es suicidio. Los sacrificios humanos por venir y la inminencia de la catástrofe nos obligan a invertir el razonamiento de Kagan: dado que no podemos tener conocimiento perfecto, entonces no debemos suponer que lo tenemos. Si bien es cierto que, para ciertos cálculos de utilidad, será metodológicamente imprescindible la suposición del conocimiento perfecto, éste no debe convertirse en la justificación de un mecanismo de totalización de la lógica medio-fin, que funcione como principio prescriptivo.

Desde una fuente opuesta a las observaciones de Kagan, las críticas de James Griffin al consecuencialismo vuelven sobre el asunto:

“[Según James Griffin,] si todo ‘deber implica poder’ no habrá normas que se sitúen fuera de las fronteras establecidas por las capacidades humanas[ix]. Las normas morales han sido configuradas por agentes limitados física y psicológicamente. Contamos con normas que se ajustan a nuestras capacidades, en las que depositamos una gran confianza, y que en gran parte no podemos aceptarlas y abandonarlas a voluntad”[x].

Hinkelammert también ha señalado, en diversas ocasiones, la idea medieval de que “lo que no se puede no se debe”. Pero las alusiones de Griffin al problema de la factibilidad sitúan mejor el problema. Lo que muestra su argumentación acerca de la existencia de los límites de nuestra acción es que ésta no se reduce única ni fundamentalmente a las acciones de individuos aislados; nos las arreglamos estableciendo “normas”, que se adaptan a nuestras capacidades, y que “no podemos aceptarlas y abandonarlas a voluntad”. No sólo somos sujetos limitados, sino que nuestra acción contempla un elemento subjetivo fundamental: la acción se realiza sobre la base de las convenciones e igual sucede con las prescripciones.

La acción humana está lejos de poder ser explicada sobre la base de la mera acción individual. Por eso creemos que una revisión crítica de los planteamientos consecuencialistas debe introducir el tema de las instituciones, relacionándolo con el de esas capacidades limitadas y las normas que se “ajustan” a éstas. El reconocimiento de la misma conditio humana, de los límites de los sujetos en el orden de la factibilidad, no sólo exige repensar los supuestos antropológicos individualistas presentes en el consecuencialismo, sino, como señalábamos en alusión a Kagan, debe tratar de insertar en su argumentación el problema de la trascendentalidad del sujeto, que aparece en el reconocimiento de los límites de imposibilidad y de la manera como están presentes en la misma estructura de la razón. Ambas cuestiones están interrelacionadas. De otra manera, terminaríamos oponiendo al consecuencialismo puras razones “moralistas”, apelando al egoísmo de sus planteamientos. Pero tal estrategia no sólo es demasiado estrecha sino, además, poco eficaz, ya que será sencillo mostrar que el problema de la motivación egoísta es algo secundario, si lo que nos interesa son los resultados, incluso si son globales. Más importante es señalar que las inconsistencias que surgen del no reconocimiento de los límites de factibilidad socavan la lógica misma de la argumentación consecuencialista.

Ahora bien, retomando nuestras reflexiones iniciales, ¿es posible que, desde la ética del bien común, pensemos en una recuperación del utilitarismo? Las coincidencias con el consecuencialismo las encontrábamos, entre otras cosas, porque en éste no hay necesariamente una absolutización del cálculo de utilidad y de los resultados finales, sino que se construye una ética abierta a la inclusión de toda clase de estrategias posibles, desde la perspectiva de que las acciones deben evaluarse en función de sus resultados globales. Es más, la concepción consecuencialista estándar —producir, siempre, el mayor bienestar global—, podría “llenarse” con un criterio utilitarista: el bien lo reconocemos en la utilidad que proporciona al mayor número, en el largo plazo, mientras que la utilidad coincide con la suma de los intereses individuales. No creo que esto presente dificultades insalvables, dado que, lejos de convertir a la utilidad en anatema, la ética del bien común la recupera. Pero esta recuperación se hace estableciendo un matiz fundamental: “La palabra ‘utilidad’ visiblemente expresa mediante un solo término dos cosas que se contradicen entre sí. La primera remite a lo útil necesario, la segunda al cálculo de utilidad”. Esto útil necesario es la utilidad vista dentro de la perspectiva del sujeto y del bien común, lo cual transforma también el cálculo de utilidad, relativizándolo.

Útil necesario significa utilidad para todos. Pero también es utilidad para todo. Esto quiere decir que lo útil “para todos” se verifica, empíricamente, como consecuencias benéficas para individuos y grupos, y, trascendentalmente, como el bienestar para el conjunto de la humanidad. Y este “útil trascendental” se convierte en condición de posibilidad de toda posible evaluación de las consecuencias, aunque nunca puede ser realizado. Pero el paso del útil individual hacia el útil del cada uno universal es un paso necesario. El cálculo fragmentario no es anulado y tampoco “la perspectiva” del individuo, pero sí son integrados dentro de la consideración subjetiva del bienestar de todos:

“El cálculo de utilidad y la utilidad para todos, que se sobrepone a este cálculo de utilidad (utilidad para todos que incluye a la propia Naturaleza) no se pueden sustituir uno al otro. Si me dejo llevar por las coordenadas de mis intereses directos, según un principio de la inercia calculada, caigo en el cálculo de utilidad, del cual se originan las fuerzas compulsivas de los hechos. Sin embargo, no me puedo comportar siquiera fuera de esta relación con mis coordenadas de intereses directos. Estos se imponen a mi actuación. Por eso tengo siempre un punto de vista egocéntrico, lo que no significa necesariamente un punto de vista egoísta. Yo juzgo a partir de mí, con lo cual mis intereses calculados se me imponen. No obstante, en el mismo acto descubro (puedo descubrir) que mis intereses calculados se tornan en contra de mí mismo. Este descubrimiento implica a la vez el descubrimiento de que soy el otro y el otro soy yo”[xi].

Lo anterior presenta aún un problema: lo “útil para todos” no puede ser alcanzado por un cálculo, pero tampoco es garantizado por ninguna acción que pueda alcanzarlo. Siempre aparece como un límite. Eso es lo que significa que siempre se impongan los intereses calculados, no por un defecto en “nuestra moral” —que seamos egoístas, malos, etc.—, sino porque la opción que se orienta en base a pronósticos es siempre fragmentaria. Pero debemos decidir si nuestra relación con los valores funcionará en base a nuestra capacidad para fomentarlos y para pronosticar los escenarios preferibles... o renunciar a una ética que toma en consideración la acción y sus resultados a posteriori. Aquí es donde vuelve a aparecer la perspectiva subjetiva en forma de postulado de la razón práctica: asesinato es suicidio. Y esto es así porque

“El ser humano, que se pone en el centro, tiene que descubrir en este mismo acto que él es el otro, y que, por tanto, él es el mundo. Si destruye al mundo, se destruye a sí mismo. Pero otra vez se trataría de poner al cálculo de utilidad en una posición subordinada, aunque esté siempre presente en el punto de partida, como también está en el punto de partida la actitud hacia el beneficio/bienestar de todos.
Nuestra sociedad de hoy, en cambio, transforma el cálculo de utilidad en un principio metafísico. Juzgado bajo este principio, lo egocéntrico parece ser lo natural, la solidaridad lo artificial; lo egocéntrico lo original, la solidaridad lo derivado. Así, un niño es juzgado como un ser egocéntrico original, un participante ideal del mercado, distorsionado por el aprendizaje posterior de la solidaridad. En realidad, el niño aprende la distinción de lo útil entre el cálculo de utilidad y la utilidad solidaria de todos, mientras parte de la unidad y conflictividad de ambos”[xii].

Cada uno de nosotros aprende a distinguir entre el cálculo egocéntrico y la utilidad necesaria, pero partiendo de “la unidad y conflictividad entre ambos”, en vistas de que, si no se conservan las relaciones sociales mediante la suspensión solidaria del cálculo, todo lo útil se destruye. Esta “acción solidaria” es libertad. El sujeto libre es la libertad que deriva de la construcción del sujeto: “libertad frente al cálculo de utilidad”[xiii]. Pero también es importante señalar que lo útil se destruirá de igual manera si el cálculo desaparece totalmente. O, más bien, si intentamos que desaparezca, ya que no puede desaparecer totalmente sino sólo subordinarse a la acción solidaria. Esto significa que,

“en nombre de la eficiencia reproductiva hay que establecer límites, que no pueden ser calculables o el resultado de un cálculo (...) Ahora bien, los límites de este tipo son valores que garantizan la eficiencia reproductiva al limitar el espacio en el que la decisión puede ser tomada de modo legítimo, sobre la base de cálculos fragmentarios. Pero estos valores no pueden provenir de ningún cálculo. Se derivan del reconocimiento mutuo entre seres humanos, que incluye un reconocimiento de la vida de la propia naturaleza”[xiv].

Volvemos a la necesidad de los “valores de por sí”. Como límite del cálculo, establecen límites trascendentales a la misma valoración acerca del bienestar global. Pero no son valores absolutos, apriorísticos, sino que se encuentran en la constatación de los límites trascendentales de nuestra experiencia —que incluye al cálculo de utilidad— y en el reconocimiento mutuo entre sujetos. Además, son valores necesarios para garantizar otros valores, los cuales varían según los diversos modos de vida que se quiera construir.

No obstante, estos “otros valores” son también, por su parte, exigencias, por lo que pueden convertirse en sendos “límites” que, si se absolutizan, destruyen los valores necesarios, que en tanto son condición de posibilidad de la vida humana, lo son también de estos otros valores preferidos y con tendencia a ser absolutizados. Si bien los valores “constituyen el conjunto de preferencias sociales que pueden ser generalizadas más allá de la satisfacción inmediata de una necesidad”[xv], justo esta posibilidad de generalización los convierte en potenciales mecanismos de totalización de esas preferencias. Incluso el “valor de la vida” —no como valor “de por sí” derivado de los límites para nuestra experiencia, sino como valor absoluto— se vierte en mecanismos que aplastan la misma vida del sujeto[xvi]. Por ello, no sólo es importante discernir los valores desde el criterio subjetivo propuesto, sino que es preciso construir también propuestas de valores alternativos, con los cuales enfrentar los mecanismos institucionales que absolutizan preferencias y atentan contra la vida de la humanidad.

En este sentido, pienso que la mejor concepción ética sobre lo correcto es aquella que evalúa las opciones en función de los resultados y de los pronósticos correspondientes, y que esta teoría consecuencialista es la más adecuada para discernir los valores. Asimismo, creo que este discernimiento debería replantear “el asunto del cálculo de utilidad” y responder con seriedad a las preguntas incómodas: “¿Por qué hemos de exigir alguna vez gestos que carecen de toda utilidad para alguien?”[xvii]. Si nuestro concepto central es el “bien común”, ¿cómo comprender a éste de otra manera que no sea como un bien para alguien, es decir, útil? Puede ser que haya que volver a las teorías utilitaristas con una mirada abierta y renovada.

He intentado mostrar que, si pretendemos convertir a la ética del bien común en una teoría ética convincente, debemos incluir una reflexión acerca del lugar que ocupa al lado de otras teorías éticas. Y esto es importante, incluso si quisiéramos considerarla como una teoría ética “alternativa”, no clasificable dentro de los parámetros de las teorías vigentes. Es sencillamente imposible eludir esta responsabilidad. Pero, además, me interesa destacar que hay razones “internas” que nos mueven a este ejercicio de posicionamiento en una dirección muy precisa, acercándonos a las posturas éticas consecuencialistas, entre las cuales ocupa un lugar destacado el utilitarismo (en sus muchas versiones). La primera razón es que la ética del bien común parte de una crítica al cálculo de utilidad, al mismo tiempo que recupera de éste aspectos fundamentales. La segunda, es que el núcleo fundamental de esta crítica —la ilusión trascendental del cálculo exacto, que no considera los límites de la condición humana— ofrece a los consecuencialistas elementos muy interesantes para sus propias discusiones acerca de la plausibilidad de una teoría que, no obstante sus limitaciones, posee muchos rasgos atractivos, entre los que podemos destacar su sencillez y apertura.

[i] Hinkelammer, Franz y Mora, Henry; Coordinación social del trabajo, mercado y reproducción de la vida humana, San José, DEI, 2001, pp. 324-325. Las cursivas y lo que se encuentra entre corchetes es mío.
[ii] Carrasco Barranco, Matilde; Consecuencias, agencia y moralidad, Granada, Editorial COMARES, 2002, p. 1. Cursivas mías.

[iii] Cfr. Pettit, Philip; “El consecuencialismo”, en Singer, Peter (ed.); Compendio de ética, Madrid, Alianza, 1995, p. 324-326.
[iv] Cfr. Ibíd.., pp. 328ss.
[v] Sen, Amartya; Desarrollo y libertad, Barcelona, Editorial Planeta, 2000, p. 45.
[vi] Cfr. Kagan, Shelly; “Donagan on the Sins of Consequentialism”, Canadian Journal of Philosophy, 17 (1987) c. 8 y en Kamm, F.M.; “Non-consequentialism, the Person as an End-in-Itself and the Significance of Status”, Philosophy and Public Affairs, 21 (1992), p. 359-362.
[vii] Carrasco Barranco, Matilde; Consecuencias, agencia y moralidad, op. cit., p. 137.
[viii] Las cursivas son mías.

[ix] Cfr. Griffin, James; [“The Human Good and the Ambitions of Consequentialism”, Social Philosophy and Policy, 9] (1992), p. 131, [y, también del mismo autor, en Value Judgement. Improving our Ethical Beliefs, Oxford, Clarendon Press,] 1996, p. 99, c. VII.
[x] Carrasco Barranco, Matilde; Consecuencias, agencia y moralidad, op. cit., p. 167.
[xi] Hinkelammert, Franz; Coordinación social del trabajo, mercado y reproducción de la vida humana, op. cit., p. 326. Cursivas mías.
[xii] Ibíd.., p. 327.
[xiii] Cfr. Hinkelammert, Franz; El asalto al Poder Mundial y la violencia sagrada del Imperio, San José, DEI, 2003, p. 264ss.
[xiv] Hinkelammert, Franz; Cultura de la esperanza y sociedad sin exclusión, San José, DEI, 1995, p. 219. Cursivas mías.
[xv] Herrera Flores, Joaquín; “Hacia una visión compleja de los derechos humanos”, en Herrera Flores, Joaquín (Ed.); El vuelo de Anteo. Derechos humanos y crítica de la razón liberal, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2000, p. 63.
[xvi] Pensemos, por ejemplo, en los grupos “Pro Vida” que impulsan políticas y legislación para prohibir el aborto, ocasionando innumerables muertes entre las mujeres de nuestros países.
[xvii] Goodin, Robert E.; “La utilidad y el bien”, en Singer, Peter (ed.); Compendio de ética, op. cit., p. 338. Cursivas mías.

quarta-feira, 28 de janeiro de 2009

CON EVO, POR BOLIVIA Y POR NOSOTROS


Con Evo, por Bolivia, por nosotros

Prof. Dr. Carlos Molina Velásquez
Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, El Salvador. carlosmolinavelasquez@hotmail.com


El domingo 25 de enero, un analista decía que en Bolivia no asistíamos a una revolución, sino a una “EVOlución”. Esto era, por supuesto, un claro reconocimiento al efectivo liderazgo de Evo Morales en el país andino, pero sin ser un rechazo al ímpetu revolucionario de los bolivianos o del mismo presidente. Incluso, hay que decir que los bolivianos tienen buenas razones para desechar la idea de una mera evolución que viniera a reproducir la lógica del “progreso y desarrollo”, tan cara a la retórica neoliberal. Bolivia está siendo reinventada y eso es revolucionario.

En el referendo sobre la reforma constitucional, el triunfo de las fuerzas por el cambio en Bolivia ha sido claro (alrededor del 60%). Habiendo ganado el “sí”, las fuerzas del cambio tienen más elementos para realizar su proyecto. A la oposición, por el contrario, todo se le pone cuesta arriba. Con algo así como el 70% de aprobación, triunfó contundentemente la propuesta de considerar un número menor de hectáreas (5 mil) para que una propiedad agrícola no sea considerada latifundio (un 30% votó a favor de 10 mil hectáreas). Aún con dificultades para implementarla en las propiedades actuales, los bolivianos dieron un duro golpe al latifundio real y a la construcción imaginaria del hacendado como sinónimo de patria y bienestar. Bolivia no será más la finca de unos pocos.

La victoria del presidente Evo Morales es la victoria de Bolivia y de toda la América Latina que mira hacia un horizonte nuevo, con esperanza y sin miedo al cambio. Hacía falta el protagonismo de los indios y las ideas frescas, después de siglos de espera, de lucha silenciosa y sangre derramada. Y esto enfurece a los guardianes de lo viejo, pues les ofende el “arrastre” del indio, con su suéter colorido y su lengua respetuosa.

Incluso muchos de los que nos encontramos a la izquierda del espectro nos sentíamos, en algún momento, incómodos con “el Evo”. “Pasivo”, “confiado”, “débil”, decíamos. Claro, temíamos un golpe fascista, fraguado por los prefectos, los finqueros y la CIA. Pero lo que no sabíamos es que Bolivia nos regalaría con cambios más profundos. No sólo nos encontramos ante un nuevo líder, sino con una nueva manera de ejercer el liderazgo. Hay una fuerza que surge de la voz tranquila, energía inquebrantable que traslucen las palabras suaves pero directas.

No obstante, arrugamos la cara cuando el presidente Morales renunció a las amenazas y prefirió arriesgarse con los llamados al diálogo, a la conversación. Recuerdo cómo, en julio pasado, el presidente Hugo Chávez trató de animar a un amigo boliviano que le manifestó su temor de que la “falta de iniciativa del Evo” pudiera mandar al cuerno todo lo que se había avanzado. Chávez le dijo, más o menos: “Pierde cuidado: ese Evo es indio”. Dicho en “salvadoreño”, era para ofenderse. Indio, es decir, haragán, sucio, analfabeto. Pero el sentido de las palabras de Chávez lo podemos entender mejor ahora que lo indígena se viene perfilando, más bien, como sinónimo de trabajo tenaz, amor a la tierra y sabiduría ancestral.

El indio del Evo demostró que el plan estaba bien cimentado y que no serían los gestos bravucones los que harían temblar a la derecha opositora. El presidente boliviano ha demostrado que sí se puede derrotar la lógica del imperio, con acciones humanas, éticas y arriesgadas. La expulsión del embajador estadounidense, acusado de conspirar contra la institucionalidad boliviana, o la ruptura de relaciones con Israel, a causa del genocidio de los palestinos en Gaza, son sólo algunas de ellas.

Pero la cosa va más allá. Hay un proyecto y hay un sujeto: los bolivianos organizados, cultos y esperanzados, que no sólo dijeron “sí”, sino que han manifestado lo que quieren para su país. Y esto nos deja una profunda lección. En América Latina, parece claro que no queremos injusticia, pobreza, impunidad, pero ¿sabemos lo que queremos? Aún más, ¿sabremos lo que cuesta eso? ¿Estaremos dispuestos a hacerlo?

Los que creíamos que Evo sólo pondría la otra mejilla nos equivocamos. Eso sí, la firmeza no la demostró con tanques o aviones; tampoco los chantajes le van, ni el centrar toda la atención en sí mismo. Fueron los corazones de la India Boliviana los que se movilizaron y vencieron. El presidente Morales no sólo asumió el liderazgo que su país necesita en este momento, sino que nos obliga a todos a replantearnos la noción misma del líder, de su carisma, sus métodos y su lenguaje.

Aunque acostumbrados a ver hacia el Norte, los salvadoreños haríamos bien mirando al Sur, a Bolivia. Encontraríamos no sólo palabras, sino gestos y acciones concretas. Nuestros líderes políticos, así como los aspirantes a asumir un liderazgo que lleve a El Salvador hacia nuevos escenarios de justicia y bienestar para todos, también encontrarán valiosas lecciones. La más importante, me parece, es difícil de expresar con palabras. Pero la clave la encontramos en esa combinación de firmeza y cordialidad del rostro de Evo, el indio.

terça-feira, 27 de janeiro de 2009

URUGUAY: SEQUÍA, LATIFUNDIO Y PODER

CAPITALISMO, SEQUÍA Y CANDIDATOS
Ángel González Catoira
(Uruguay, laciudad@adinet.com.uy 26/1/2009)
La principal cualidad que tiene el capitalismo, es la de saber disfrazar sus fracasos. ¿Cuántos muros de Berlín tendrían que haber caído, si el socialismo hubiese sufrido una crisis económica como la presente? Las acciones cayeron, los mercados se derrumbaron, cierran las industrias, el desempleo crece, una a una, las grandes potencias entran en recesión, pero el modelo no está cuestionado. Cambia el presidente en EE.UU. Obama, es afro descendiente, entonces se monta un espectáculo que hace olvidar al mundo, los miles de millones de dólares con los que la población mundial, subsidiamos la ineficiencia del sistema. Todos hablan de que es un hito histórico, los diarios olvidan la crisis. El maquillaje funciona. Israel masacra la población de Gaza. La noticia ocupa la primera plana de los diarios, acapara los informativos televisivos. Los palestinos pagan con sus vidas otra mascarada, en gran parte montada, para disimular el fracaso del sistema.
En Uruguay hay sequía, las gremiales agropecuarias, salen nuevamente, por enésima vez, a pedir que el Estado, o sea el pueblo llano, los socorra. Aquí también disfrazan sus fracasos y su ineficiencia, con las calamidades naturales. “Siempre que llovió paró” y viceversa. Ningún productor puede alegar desconocimiento de los ciclos de lluvia, está en la tapa del libro. No se precisa ser Torraca, para saber que de aquí a unos meses van a pedir ayuda por las inundaciones. ¿Qué hicieron con el dinero que ganaron cuando los precios del agro estaban por las nubes? No recuerdo que devolvieran alguna parte de lo que, secularmente, le hemos aportado por subsidios, o quitas de impuestos. Tampoco, lo reinvirtieron previendo los malos tiempos por venir, sino tendrían agua. Ahora le piden al Estado, al pueblo que los ayude, pero cuando el precio de la leche estaba alto en el mercado internacional, los uruguayos no podíamos comer quesos. Y cuando los granos tenían un alto valor, el beneficio que obtuvo la población fue que la harina y el pan tuvieran precio de lujo. Ahora además enarbolan la gran mentira, mentira que repiten continuamente, para atrapar incautos. Se preguntan ¿Cuántas veces el agro salvó al país? La verdadera respuesta es ninguna. El agro solo sirvió a los intereses de unos pocos. Los mismos que pagaron siempre a sus peones “con el sancocho de tumbas resecas”, se dicen salvadores de la patria. Los verdaderos creadores de las riquezas son los trabajadores. Y en otro plano, ¿acaso las gremiales rurales salvaron al la patria en la dictadura?, Bordaberry, uno de sus creadores, era y es productor rural. Las gremiales rurales no criticaron a la dictadura, se beneficiaban, y además se decían como ahora salvadores de la patria y la apoyaban.
Los candidatos de los partidos tradicionales, aparecen continuamente en los canales de televisión. Critican al gobierno y piden que se apliquen las medidas que ellos instrumentaban en sus gobiernos. Claro si gobernaban para ellos, claro si ellos eran a su vez gobernantes y productores rurales. ¿Cómo no iban a socorrer al sector, si lo que hacían era sacar dinero del pueblo para metérselos en sus bolsillos? No podemos seguir creyendo en sus mentiras. Hablan de la crisis mundial, para decir que el gobierno no toma previsiones. No hablan que la crisis es del modelo que ellos quieren imponer. Un modelo probadamente injusto e ineficiente. Quieren volver al gobierno para aplicarlo a rajatabla. Dicen que las medidas liberales no las pudieron aplicar porque no supieron convencer al pueblo de sus beneficios. Quieren más desregulación, quieren menos controles estatales. En el afán de engordar sus bolsillos blanquean la historia y el presente. El maquillaje continúa. Poco importa la realidad, tan poco como lo que les importa el pueblo.
Debemos denunciar el fracaso del sistema, la tarea fundamental es que todos vean la debacle del capitalismo, debemos tirar abajo el muro de las máscaras y debemos poner en evidencia a estos resucitados políticos que nos quieren llevar nuevamente al pasado. A un pasado mucho más injusto, a un pasado basado en la mentira y en la ambición. A un pasado, donde el provecho de unos pocos, valía mucho más que el bienestar de todos. Debemos cerrar esas puertas dolorosas. Así como la sequía, en algún momento, terminará, nosotros debemos terminar también con la mentira.

segunda-feira, 26 de janeiro de 2009

BOLIVIA TRIUNFA

La revolución boliviana, ya tiene su Constitución
Hugo Moldiz en “La Época”, La Paz, 26/01/2009 www.la-epoca.com

La revolución boliviana obtuvo una victoria histórica, quizá la más importante de los últimos tres años, al obtener un 62 por ciento de apoyo al proyecto de Constitución, con el que se deja atrás 184 años de republica colonial y se abre paso a la construcción de una sociedad pos capitalista en la que exista igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades para todos.Pero además, en la consulta popular que contó con una amplia participación, se definió en 5.000 hectáreas el límite máximo de la propiedad rural, lo que constituye un duro golpe a las fracciones terratenientes de la burguesía conservadora, asentadas principalmente en el oriente boliviano.Con la aprobación del texto constitucional, producto de una Asamblea Constituyente secuestrada por las acciones de violencia de la oposición, Bolivia inaugura un nuevo modelo de estado de carácter plurinacional y deja atrás a un estado monocultural en la que las clases sociales se constituyeron sobre la base del color de la piel y el apellido.Como consecuencia de lo plurinacional, que cruza transversalmente los 411 artículos de la Constitución, se reconoce, con igual jerarquía, las autonomías departamental, provincial, territorial indígena y municipal que ya existe.El texto constitucional reconoce tres tipos de democracia: la representativa, la directa y la comunitaria, y asimismo establece una articulación entre la justicia ordinaria, de matriz occidental, y la justicia comunitaria.Clausurando el camino del neoliberalismo, el texto constitucional, cuya promulgación será en breve, establece una economía plural a partir de la articulación del estado -como agente productor y regulador-, la economía comunitaria, la cooperativista y la propiedad privada.El triunfo del proyecto revolucionario se registra por un arrolllador respaldo indígena-campesino y popular que pone de manifiesto el carácter clasista del enfrentamiento en Bolivia.
La población se ha empezado a volcar a las calles para festejar un triunfo del que el presidente Evo Morales, su presidente y líder, nunca había puesto en duda y que ahora deberá prepararse para encarar, en pocos meses, una próxima batalla en las elecciones generales. De acuerdo a datos no oficiales, pero obtenidos a boca de urna, el proyecto de Constitución recibió en términos nacionales un apoyo alrededor del 60 por ciento.Como preludio de una derrota y de acciones de desobediencia, los principales dirigentes de la derecha boliviana han empezado a denunciar un fraude en el referéndum constitucional que Bolivia celebró este domingo en torno a un nuevo texto constitucional que sienta las bases político-institucionales de un nuevo Estado.Respaldados por su aparato mediático, del que algunos continuaban pasando spot de campaña por el NO en las horas de la mañana, según ha denunciado el presidente de la Corte Nacional Electoral (CNE), José Luís Exeni, los dirigentes del bloque opositor han iniciado una campaña para empañar el triunfo popular. El presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Branco Marinkovic, afirmó, sin presentar prueba alguna, que "habrá fraude".
En la misma dirección, el ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, del gobierno liberal de Gonzalo Sánchez de Lozada, pocos minutos después de emitir su voto dijo que había que estar preparados para el fraude y, violando el código electoral, llamó a votar contra el proyecto de Constitución. Las observaciones de la derecha se han incrementado en las últimas horas con argumentos que van desde cuestionar la presencia de observadores internacionales de organismos como la OEA, Naciones Unidas, MERCOSUR y otros, hasta impugnar un padrón electoral del que la Corte Nacional Electoral y organizaciones internacionales especializadas en el tema han dado por confiable. Estas reacciones de la oposición, que hace pocos días se sumó Jorge Quiroga del ultraderechista Podemos, han sido interpretadas por autoridades de gobierno y algunos analistas políticos como una señal de derrota y al mismo tiempo como un mensaje de futuras batallas que se tendrá que enfrentar para profundizar el proceso de cambio y transformación. Las denuncias de fraude electoral se han convertido en parte de una táctica de deslegitimación que la derecha ha empleado contra los procesos populares y revolucionarios de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador.

sábado, 24 de janeiro de 2009

FORO SOCIAL MUNDIAL 2009 EN BRASIL

Enviado por Gustavo Fernández, Venezuela, fernandezcolon@gmail.com

Date: Fri, 23 Jan 2009 16:48:13 -0500To: alai-amlatina@listas.alainet.org
- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -
Foro Social Mundial 2009
Frei Betto ALAi AMLATINA, 22/01/02008, Sao Paulo.
Belém de Pará, será la sede, del27 de enero al 1º de febrero, la nueva edición del Foro Social Mundial(FSM). Se espera la asistencia de cerca de 120 mil participantes. Tresgrandes temas dominarán los debates: la preservación ambiental, sobretodo por tener como escenario la Amazonia, donde la deforestación y laemisión de gas carbónico están creciendo; la crisis del capitalismoglobalizado y la guerra en Oriente Medio. Las entidades participantes invitaron a los presidentes de Brasil,Venezuela, Ecuador, Bolivia y de Paraguay. Si asisten, lo harán concarácter personal. La Carta de Principios del FSM señala que se trata de un eventodestinado a los movimientos de la sociedad civil contrarios alneoliberalismo y a cualquier forma de imperialismo, y comprometidos conla construcción de una sociedad planetaria orientada a una relación desostenibilidad entre los seres humanos y la Tierra. Al proclamar que "otro mundo es posible", los participantes se empeñanen conquistar una globalización solidaria que respete los derechoshumanos universales y el medioambiente, apoyada en sistemas einstituciones democráticas al servicio de la justicia social, de laigualdad y de la soberanía de los pueblos. Tribuna libre y apartidaria, no gubernamental ni confesional, el FSM notiene carácter deliberativo. Aunque funcione como instanciaarticuladora, no alienta la pretensión de ser un espacio derepresentatividad de la sociedad civil mundial. En él hay plenadiversidad de géneros, etnias, culturas y generaciones. Se espera que, del debate democrático en el FSM, surjan propuestas pararesolver los problemas de exclusión y desigualdad social que el procesode globalización capitalista, con sus dimensiones racistas, sexistas ydestructoras de la naturaleza, impone a la mayoría de la humanidad. Las tres primeras ediciones del FSM - realizadas en Porto Alegre, en2001, 2002 y 2003 -, fueron organizadas por un comité integrado por ochoentidades brasileñas: Abong, Attac, Comisión Brasileña de Justicia yPaz, Cives, CUT, Ibase, MST, y la Red Social de Justicia y Derechos Humanos. La cuarta edición se desarrolló en Mumbai (India), en enero de 2004. Laquinta retornó a la capital gaucha, en enero de 2005, y funcionó sobrela base de ocho grupos de trabajo: Espacios, Economía Popular Solidaria,Medio Ambiente y Sostenibilidad, Cultura, Traducción, Comunicación,Movilización y Software Libre. El sexto FSM se llevó a cabo, de forma descentralizada, en tresciudades: Bamako (Malí, África), en enero de 2006; Caracas (Venezuela,América), también en enero del mismo año, y Karachi (Pakistán, Asia), enmarzo de 2006. La séptima edición del FSM tuvo como escenario Nairobi,en Kenia, en enero de 2007.

Los interesados en participar, a larga distancia, del Foro de Belém,deben acceder a:http://openfsm.net/projects/fsm2009interconexoes

Para quien pretende ir a Belén:http://www.fsm2009amazonia.org.br/como-participarhttp://www.fsm2009amazonia.org.br/como-participar
En el evento, el filósofo y científico político Michael Lowy y yoabordaremos el tema "Ecosocialismo: espiritualidad y sostenibilidad",además de que participaremos en otras actividades. (Traducción ALAI) - Frei Betto es escritor, autor de "Calendario del Poder" (Rocco), entreotros libros.
N. de la R.Infórmese también del FSM de Belem en los sitios:http://movimientos.org/http://alainet.org/fsm.php?anio=2009&idioma=allhttp://fsainfo.rits.org.br/ Más información: http://alainet.org______________________________________Agencia Latinoamericana de Informacionemail: info@alainet.org Suscripciones: http://listas.alainet.org/listas/subscribe/alai-amlatinaDesuscripciones: mailto:sympa@listas.alainet.org?subject=UNS%20alai-amlatina

quinta-feira, 22 de janeiro de 2009

VENEZUELA Y SU ENMIENDA

Algunas reflexiones sobre Venezuela y su enmienda.

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía, México, buenabad@gmail.com

Esta enmienda equivale a la movilización popular que salvó a Chávez del golpe de estado para devolverlo al lugar en el que el pueblo lo quiere como su vocero y emblema de lucha. El tiempo que el propio pueblo lo considere necesario. Por eso es preciso, también, contar con bases legales y democráticas para ratificar el mandato social según sus tiempos y en sus condiciones históricas concretas. Sólo a condición de que se garantice la Revolución Permanente y la profundización de todos los procesos revolucionarios bajo control de los trabajadores, no de los burócratas ni de sus sectas. No es lo mismo reelegir a un líder del pueblo que reelegir a un administrador de la oligarquía. No veo tal propuesta de enmienda como una iniciativa sólo del presidente Chávez. Se trata de un clamor popular. El proceso revolucionario de Venezuela enfrenta, además de amenazas de todo tipo, urgencias extraordinarias y tareas importantísimas que, entre mil otras cosas, requieren tiempo, coherencia y sistematización rigurosa. En Venezuela podemos ver la lucha de un pueblo que, en su mayoría, ha decidido profundizar y hacer irreversibles sus logros, peleando, palmo a palmo, su destino socialista contra una maquinaria monstruosa de agresiones variopintas entre las cuales están todos los planes de magnicidio, los golpes petroleros, los bloqueos y el "terrorismo mediático", por mencionar algunas. Ese pueblo tiene claro que quiere tomar en sus manos su destino y quiere decidir por sí mismo, los modos y los medios para garantizar el desarrollo de su Revolución Permanente. Y cuenta con un líder que ha aprobado, no sin tropiezos, una y otra vez los exámenes históricos se le han impuesto y que, por eso, goza de la confianza de la mayoría. Hay pruebas de todo tipo. Por eso es necesario contar con bases legales y democráticas para ratificar el mandato del pueblo. El problema no es la "reelección" el problema es para qué se la quiere, Venezuela necesita tomar medias de fondo en un escenario nacional y mundial movedizo. Venezuela requiere consolidar su proyecto socialista y tiene rezagos infames. Todavía el burocratismo ahoga a la revolución, todavía el capitalismo le vive en las entrañas, todavía el poder del pueblo en el gobierno es incipiente. Falta mucho trabajo en materia de expropiaciones a la banca, a los terratenientes, a los industriales mafiosos... a los púlpitos mediáticos cada día más nazi-fascistas. Hay mucho por hacer en salud, vivienda, educación y democracia laboral... falta mucho en la revolución cultural y en la batalla de las ideas. Si Chávez acepta ser vocero del clamor que exige esta enmienda, Chávez sabe que no es para un "día de campo", sabe que un pueblo en revolución le exige más trabajo, más profundidad y más acciones de fondo... contra la corrupción, contra los burócratas burgueses infiltrados en el gobierno, contra la oligarquía golpista agazapada para darle el "tiro de gracia" a la revolución bonita. Al margen de todas las degeneraciones burguesas que ha sufrido (como en USA) la "Democracia" ésta, todavía, significa: "Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno" y "Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado". Baste ver cualquier diccionario como el de la Real Academia Española, por ejemplo. Ese pueblo en Revolución decidirá cuanto tiempo más necesita a sus líderes y que tareas les ordena que cumplan. No hay muchos ejemplos similares. 2-Si esta enmienda es aprobada, ¿cuál sería la repercusión en el futuro de los procesos revolucionarios y progresistas en América Latina? Esta enmienda tendrá repercusiones fundamentales en toda America Latina en la medida en que su aprobación sea contundente en cantidad y en calidad. Será un mensaje histórico para todos nuestros paises, (si vencemos lo bloqueos mediáticos, claro) para hacer saber al mundo que la voluntad de un pueblo, conciente de su Historia y de sus necesidades, debe ser concretada en sus leyes y respetada por todos. Contra la palabrería canalla que quiere confundir la palabra "reelección" con al palabra "dictadura" el pueblo de Venezuela tiene antídotos muy probados. Sólo hace falta que se distribuyan en todas partes para que surtan el efecto de la confianza y de la certeza internacionalistas. El debate sobre la reelección debe cundir en todo el continente no como un debate de elites o de oligarcas sino como un debate de los pueblos que cuentan con sus líderes y que son esos mismos pueblos los únicos que pueden decidir quiénes deben cumplir qué tareas y durante cuánto tiempo. Es una oportunidad magnífica, también, para poner en evidencia que la idea de "democracia" debe ser entendida en el contexto de la lucha de clases. La idea burguesa de "democracia", que hoy sirve para monopolizar el poder en manos de mafias partidistas (nada democráticas en su interior, por cierto) sirve incluso para imponer gobernantes fraudulentos y regímenes espurios. La idea burguesa de "democracia" no es más que la pasarela farandulera de los "administradores" amaestrados por las oligarquías para reprimir a los pueblos y venderles ilusiones "democartistas" del más puro estilo reformista. Por algo les aterra la palabra "referéndum", por algo les aterra un pueblo decidido a hacerse libre y dueño de su destino. Por eso les aterra un pueblo que construye el socialismo. Este debate sobre la enmienda venezolana nos compete a todos y debemos tomarla como una tarea continental de la clase oprimida para asegurarnos participativamente el control obrero del destino de la humanidad a estas horas amenazada como nunca por el pero saqueo de la Historia, los daños más depredadores a los ecosistemas, los planes represivos más salvajes y la barbarie generalizada. No es lo mismo reelegir a un líder surgido, validado y probado por un pueblo en lucha hacia el socialismo que reelegir a un siervo del entreguismo y la barbarie, como ha ocurrido tantas, y lamentables, veces. El pueblo de Venezuela decidirá y su decisión es soberana y nuestra. Nada ni nadie puede estar por encima de la voluntad y la decisión de un pueblo.

segunda-feira, 19 de janeiro de 2009

BOFF: LÍMITES DEL CAPITAL Y DE LA TIERRA

OS LIMITES DO CAPITAL SÃO OS LIMITES DA TERRA
Leonardo Boff (in Carta Maior, recibido por e-mail el 19 de enero de 2009)

"Uma semana após o estouro da bolha econômico-financeira , no dia 23 de setembro, ocorreu o assim chamado Earth Overshoot Day , quer dizer, "o dia da ultrapassagem da Terra". Grandes institutos que acompanham sistematicamente o estado da Terra anunciaram: a partir deste dia o consumo da humanidade ultrapassou em 40% a capacidade de suporte e regeneração do sistema-Terra. Traduzindo: a humanidade está consumindo um planeta inteiro e mais 40% dele que não existe. O resultado é a manifestação insofismável da insustentabilidade global da Terra e do sistema de produção e consumo imperante. Entramos no vermelho e assim não poderemos continuar porque não temos mais fundos para cobrir nossas dívidas ecológicas. Esta notícia, alarmante e ameaçadora, ganhou apenas algumas linhas na parte internacional dos jornais, ao contrário da outra que até hoje ocupa as manchetes dos meios de comunicação e os principais noticiários de televisão. Lógico, nem poderia ser diferente. O que estrutura as sociedades mundiais, como há muitos anos o analisou Polaniy em seu famoso livro A Grande Transformação, não é nem a política nem a ética e muito menos a ecologia, mas unicamente a economia. Tudo virou mercadoria, inclusive a própria Terra. E a economia submeteu a si a política e mandou para o limbo a ética.Até hoje somos castigados dia a dia a ler mais e mais relatórios e análises da crise econômico-financeira como se somente ela constituisse a realidade realmente existente. Tudo o mais é secundarizado ou silenciado.A discussão dominante se restringe a esta questão: que correções importa fazer para salvar o capitalismo e regular os mercados? Assim poderíamos continuar as usual a fazer nossos negócios dentro da lógica própria do capital que é: quanto posso ganhar com o menor investimento possível, no lapso de tempo mais curto e com mais chances de aumentar o meu poder de competição e de acumulação? Tudo isso tem um preço: a delapidação da natureza e o esquecimento da solidariedade generacional para com os que virão depois de nós. Eles precisam também satisfazer suas necessidades e habitar um planeta minimamente saudável. Mas esta não é a preocupação nem o discurso dos principais atores econômicos mundiais mesmo da maioria dos Estados, como o brasileiro que, nesta questão, é administrado por analfabetos ecológicos.Poucos são os que colocam a questão axial: afinal se trata de salvar o sistema ou resolver os problemas da humanidade? Esta é constituída em grande parte por sobreviventes de uma tribulação que não conhece pausa nem fim, provocada exatamente por um sistema econômico e por políticas que beneficiam apenas 20% da humanidade, deixando os demais 80% a comer migualhas ou entregues à sua própria sorte. Curiosamente, as vitimas que são a maioria sequer estão presentes ou representadas nos foros em que se discute o caos econômico atual. E pour cause, para o mercado são tidos como zeros econômicos, pois o que produzem e o que consomem é irrelevante para contabilidade geral do sistema.A crise atual constitui uma oportunidade única de a humanidade parar, pensar, ver onde se cometeram erros, como evitá-los e que rumos novos devemos conjuntamente construir para sair da crise, preservar a natureza e projetar um horizonte de esperança, promissor para toda a comunidade de vida, incluídas as pessoas humanas. Trata-se sem mais nem menos de articular um novo padrão de produção e de consumo com uma repartição mais equânime dos benefícios naturais e tecnológicos, respeitando a capacidade de suporte de cada ecosistema, do conjunto do sistema-Terra e vivendo em harmonia com a natureza. Milkahil Gorbachev, presidente da Cruz Verde Internacional e um dos principais animadores da Carta da Terra, grupo o qual pertenço, advertiu recentemente: Precisamos de um novo paradigma de civilização porque o atual chegou ao seu fim e exauriu suas possibilidades. Temos que chegar a um consenso sobre novos valores. Em 30 ou 40 anos a Terra poderá existir sem nós.A busca de um novo paradigma civilizatório é condição de nossa sobrevivência como espécie. Assim como está não podemos continuar. Na última página de seu livro A era dos extremos diz enfaticamente Eric Hobsbawm: Nosso mundo corre o risco de explosão e de implosão. Tem de mudar. E o preço do fracasso, ou seja, a alternativa para a mudança da sociedade é a escuridão.Importa entender que estamos enredados em quatro grandes crises: duas conjunturais – a econômica e a alimentar – e duas estruturais – a energética e a climática. Todas elas estão interligadas e a solução deve ser includente. Não dá para se ater apenas à questão econômica, como é predominante nos dabates atuais. Deve-se começar pelas crises estruturais pois que se não forem bem encaminhadas, tornarão insustentáveis todas as demais. As crises estruturais, portanto, são as que mais atenção merecem. A crise energética revela que a matriz baseada na energia fóssil que movimenta 80% da máquina produtiva mundial tem dias contados. Ou inventamos energias alternativas ou entraremos em poucos anos num incomensurável colapso.A crise climática possui traços de tragédia. Não estamos indo ao encontro dela. Já estamos dentro dela. A Terra já começou a se aquecer. A roda começou a girar e nao há mais como pará-la, apenas diminuir sua velocidade ao minimizar seus efeitos catastróficos e ao adaptar-se a ela. Bilhões e bilhões de dólares devem ser investidos anualmente para estabilzar o clima entorno de 2 a 3 graus Celsius já que seu aquecimento poderá ficar entre 1,6 a 6 graus, o que poderia configurar uma devastação gigantesca da biodiversidade e o holocausto de milhões de seres humanos.De todas as formas, mesmo mitigado, este aquecimento vai produzir transtornos significativos no equilíbrio climático da Terra e provocar nos próximos anos cerca de 150-200 milhões de refugiados climáticos segundo dados fornecidos pelo atual Presidente da Assembléia Geral da ONU, Miguel d'Escoto, em seu discurso inaugural em meados de outubro de 2008. E estes dificilmente aceitarão o veredito de morte sobre suas vidas. Romperão fronteiras nacionais, desestabilizando politicamente muitas nações.Estas duas crises estruturais vão inviabilizar o projeto do capital. Ele partia do falso pressuposto de que a Terra é uma espécie de baú do qual podemos tirar recursos indefinidamente. Hoje ficou claro que a Terra é um planeta pequeno, velho e limitado que não suporta um projeto de exploração ilimitada..Em 1961 precisávamos de metade da Terra para atender as demandas humanas. Em 1981 empatávamos: precisávamos de um Terra inteira. Em 1995 já ultrapassamos em 10% de sua capacidade de regeneração, mas era ainda suportável. Em 2008 passamos de 40% e a Terra está dando sinais inequívocos de que já não agüenta mais. Se mantivermos o crescimento do PIB mundial entre 2-3% ao ano, em 2050 vamos precisar de duas Terras, o que é impossível. Mas não chegaremos lá. Resta ainda lembrar que entre 1900 quando a humanidade tinha 1,6 bilhões de habitantes e 2008 com 6,7 bilhões, o consumo aumentou 16 vezes. Se os paises ricos quissessem generalizar para toda a humanidade o seu bem-estar - cálculos já foram feitos - iríamos precisar de duas Terras iguais a nossa.A crise de 1929 dava por descontada a sustentabilidade da Terra. A nossa não pode mais contar com este fato e com a abundancia dos recursos naturais. Nenhuma solução meramente econômica da crise pode suprir este déficit da Terra. Não considerar este dado torna a análise manca naquilo que é a determinação fundamental e a nova centralidade.Tudo isso nos convence de que a crise do capital não é crise cíclica. É crise terminal. Em 300 anos de hegemonia praticamente mundial, esse modo de produção com sua expressão política, o liberalismo, destruiu com sua voracidade desenfreada, as bases que o sustentam: a força de trabalho, substituindo- a pela máquina e a natureza devastando-a a ponto de ela não conseguir, sozinha, se auto-regenerar. Por mais estragemas que seus ideólogos vindos da tradição marxiana, keneysiana ou outras tentem inventar saídas para este corpo moribundo, elas não seráo capazes de reanimáa-lo. Suas dores não são de parto de um novo ser mas dores de um moribundo. Ele não morrerá nem hoje nem amanhã. Possui capacidade de prolongar sua agonia mas esgotou sua virtualidadae de nos oferecer um futuro dicernível. Quem o está matando não somos nós, já que não nos cabe matá-lo mas superá-lo, na boa tradição marxiana bem lembrada por Chico Oliveria em sua lúcida entrevista, mas a própria natureza e a Terra. Repetimos: os limites do capitalismo são os limites da Terra. Já encostamos nestes limites tanto da Terra quanto do capitalismo. A continuar seremos destruídos por Gaia pois ela, no processo evolucionário, sempre elimina aquelas espécies que de forma persistente e continuada ameaçam a todas as demais. Nós, homo sapiens e demens, nos fizemos, na dura expressão do grande biólogo E. Wilson, o Satã da Terra, quando nossa vocação era o de sermos seu cuidador, guardião e anjo bom.Para onde iremos? Nem o Papa nem o Dalai Lama, nem Barack Obama nem muito menos os economistas nos poderão apontar uma solução. Mas pelo menos podemos indicar uma direção. Se esta estiver certa, o caminho poderá fazer curvas, subir e descer e até conhecer atalhos, esta direção nos levará a uma terra na qual os seres humanos podem ainda viver humananente e tratar com cuidado, com compaixão e com amor a Terra, Pacha Mama, Nana e nossa Grande Mãe.Esta direção, como tantos outros já o assinalaram, se assenta nestes cinco eixos: (1) um uso sustentável, responsável e solidário dos limitados recursos e serviços da natureza; (2) o valor de uso dos bens deve ter prioridade sobre seu valor de troca; (3) um controle democrático deve ser construído nas relações sociais, especialmente sobre os mercados e os capitais especulativos; (4) o ethos mínimo mundial deve nascer do intercâmbio multicultural, dando ênfase à ética do cuidado, da compaixão, da cooperação e da responsabilidade universal; (5) a espiritualidade, como expressão da singularidade humana e não como monopólio das religiões, deve ser incentivada como uma espécie de aura benfazeja que acompanha a trajetória humana, pois ancora o ser humano e a história numa dimensão para além do espaço e do tempo, conferindo sentido à nossa curta passagem por este pequeno planeta.Devemos crer, como nos ensinam os cosmólogos contemporâneos, nas virtualidades escondidas naquela Energia de fundo da qual tudo provém, que sustenta o universo, que atua por detrás de cada ser e que subjaz a todos os eventos históricos e que permite emergências surpreendentes. É do caos que nasce a nova ordem. Devemos fazer de tudo para que o atual caos não seja destrutivo mas criativo. Então sobrevivemos com o mesmo destino da Terra, a única casa comum que temos para morar."

terça-feira, 13 de janeiro de 2009

DECLARACION ECOSOCIALISTA AL FORO SOCIAL MUNDIAL 2009

DECLARACIÓN ECOSOCIALISTA QUE SERÁ PRESENTADA AL FORO SOCIAL MUNDIAL, REUNIDO EN BELEM DO PARÁ (BRASIL) EL 17/01/2009 (en http://www.ecosocialistnetwork.org/

The Belem Ecosocialist Declaration

"The world is suffering from a fever due to climate change,and the disease is the capitalist development model."-- Evo Morales, president of Bolivia, September 2007

Humanity's Choice Humanity today faces a stark choice: ecosocialism or barbarism. We need no more proof of the barbarity of capitalism, the parasiticalsystem that exploits humanity and nature alike. Its sole motor is theimperative toward profit and thus the need for constant growth. Itwastefully creates unnecessary products, squandering the environment'slimited resources and returning to it only toxins and pollutants.Under capitalism, the only measure of success is how much more is soldevery day, every week, every year - involving the creation of vastquantities of products that are directly harmful to both humans andnature, commodities that cannot be produced without spreading disease,destroying the forests that produce the oxygen we breathe, demolishingecosystems, and treating our water, air and soil like sewers for thedisposal of industrial waste. Capitalism's need for growth exists on every level, from theindividual enterprise to the system as a whole. The insatiable hungerof corporations is facilitated by imperialist expansion in search ofever greater access to natural resources, cheap labor and new markets.Capitalism has always been ecologically destructive, but in ourlifetimes these assaults on the earth have accelerated. Quantitativechange is giving way to qualitative transformation, bringing the worldto a tipping point, to the edge of disaster. A growing body ofscientific research has identified many ways in which smalltemperature increases could trigger irreversible, runaway effects -such as rapid melting of the Greenland ice sheet or the release ofmethane buried in permafrost and beneath the ocean - that would makecatastrophic climate change inevitable. Left unchecked, global warming will have devastating effects on human,animal and plant life. Crop yields will drop drastically, leading tofamine on a broad scale. Hundreds of millions of people will bedisplaced by droughts in some areas and by rising ocean levels inothers. Chaotic, unpredictable weather will become the norm. Air,water and soil will be poisoned. Epidemics of malaria, cholera andeven deadlier diseases will hit the poorest and most vulnerablemembers of every society. The impact of the ecological crisis is felt most severely by thosewhose lives have already been ravaged by imperialism in Asia, Africa,and Latin America, and indigenous peoples everywhere are especiallyvulnerable. Environmental destruction and climate change constitute anact of aggression by the rich against the poor. Ecological devastation, resulting from the insatiable need to increaseprofits, is not an accidental feature of capitalism: it is built intothe system's DNA and cannot be reformed away. Profit-orientedproduction only considers a short-term horizon in its investmentdecisions, and cannot take into account the long-term health andstability of the environment. Infinite economic expansion isincompatible with finite and fragile ecosystems, but the capitalisteconomic system cannot tolerate limits on growth; its constant need toexpand will subvert any limits that might be imposed in the name of"sustainable development." Thus the inherently unstable capitalistsystem cannot regulate its own activity, much less overcome the crisescaused by its chaotic and parasitical growth, because to do so wouldrequire setting limits upon accumulation - an unacceptable option fora system predicated upon the rule: Grow or Die! If capitalism remains the dominant social order, the best we canexpect is unbearable climate conditions, an intensification of socialcrises and the spread of the most barbaric forms of class rule, as theimperialist powers fight among themselves and with the global southfor continued control of the world's diminishing resources. At worst, human life may not survive. Capitalist Strategies for Change There is no lack of proposed strategies for contending with ecologicalruin, including the crisis of global warming looming as a result ofthe reckless increase of atmospheric carbon dioxide. The greatmajority of these strategies share one common feature: they aredevised by and on behalf of the dominant global system, capitalism. It is no surprise that the dominant global system which is responsiblefor the ecological crisis also sets the terms of the debate about thiscrisis, for capital commands the means of production of knowledge, asmuch as that of atmospheric carbon dioxide. Accordingly, itspoliticians, bureaucrats, economists and professors send forth anendless stream of proposals, all variations on the theme that theworld's ecological damage can be repaired without disruption of marketmechanisms and of the system of accumulation that commands the worldeconomy. But a person cannot serve two masters - the integrity of the earth andthe profitability of capitalism. One must be abandoned, and historyleaves little question about the allegiances of the vast majority ofpolicy-makers. There is every reason, therefore, to radically doubtthe capacity of established measures to check the slide to ecologicalcatastrophe. And indeed, beyond a cosmetic veneer, the reforms over the pastthirty-five years have been a monstrous failure. Isolated improvementsdo of course occur, but they are inevitably overwhelmed and swept awayby the ruthless expansion of the system and the chaotic character ofits production. One example demonstrates the failure: in the first four years of the21st Century, global carbon emissions were nearly three times as greatper annum as those of the decade of the 1990s, despite the appearanceof the Kyoto Protocols in 1997. Kyoto employs two devices: the "Cap and Trade" system of tradingpollution credits to achieve certain reductions in emissions, andprojects in the global south - the so-called "Clean DevelopmentMechanisms" - to offset emissions in the highly industrializednations. These instruments all rely upon market mechanisms, whichmeans, first of all, that atmospheric carbon dioxide becomes acommodity under the control of the same interests that created globalwarming. Polluters are not compelled to reduce their carbon emissions,but allowed to use their power over money to control the carbon marketfor their own ends, which include the devastating exploration for yetmore carbon-based fuels. Nor is there a limit to the amount ofemission credits which can be issued by compliant governments. Since verification and evaluation of results are impossible, the Kyotoregime is not only incapable of controlling emissions, it alsoprovides ample opportunities for evasion and fraud of all kinds. Aseven the Wall Street Journal put it in March, 2007, emissions trading"would make money for some very large corporations, but don't believefor a minute that this charade would do much about global warming." The Bali climate meetings in 2007 opened the way for even greaterabuses in the period ahead. Bali avoided any mention of the goals fordrastic carbon reduction put forth by the best climate science (90% by2050); it abandoned the peoples of the global south to the mercy ofcapital by giving jurisdiction over the process to the World Bank; andmade offsetting of carbon pollution even easier. In order to affirm and sustain our human future, a revolutionarytransformation is needed, where all particular struggles take part ina greater struggle against capital itself. This larger struggle cannotremain merely negative and anti-capitalist. It must announce and builda different kind of society, and this is ecosocialism. The Ecosocialist Alternative The ecosocialist movement aims to stop and to reverse the disastrousprocess of global warming in particular and of capitalist ecocide ingeneral, and to construct a radical and practical alternative to thecapitalist system. Ecosocialism is grounded in a transformed economyfounded on the non-monetary values of social justice and ecologicalbalance. It criticizes both capitalist "market ecology" andproductivist socialism, which ignored the earth's equilibrium andlimits. It redefines the path and goal of socialism within anecological and democratic framework. Ecosocialism involves a revolutionary social transformation, whichwill imply the limitation of growth and the transformation of needs bya profound shift away from quantitative and toward qualitativeeconomic criteria, an emphasis on use-value instead of exchange-value. These aims require both democratic decision-making in the economicsphere, enabling society to collectively define its goals ofinvestment and production, and the collectivization of the means ofproduction. Only collective decision-making and ownership ofproduction can offer the longer-term perspective that is necessary forthe balance and sustainability of our social and natural systems. The rejection of productivism and the shift away from quantitative andtoward qualitative economic criteria involve rethinking the nature andgoals of production and economic activity in general. Essentialcreative, non-productive and reproductive human activities, such ashouseholding, child-rearing, care, child and adult education, and thearts, will be key values in an ecosocialist economy. Clean air and water and fertile soil, as well as universal access tochemical-free food and renewable, non-polluting energy sources, arebasic human and natural rights defended by ecosocialism. Far frombeing "despotic," collective policy-making on the local, regional,national and international levels amounts to society's exercise ofcommunal freedom and responsibility. This freedom of decisionconstitutes a liberation from the alienating economic "laws" of thegrowth-oriented capitalist system. To avoid global warming and other dangers threatening human andecological survival, entire sectors of industry and agriculture mustbe suppressed, reduced, or restructured and others must be developed,while providing full employment for all. Such a radical transformationis impossible without collective control of the means of productionand democratic planning of production and exchange. Democraticdecisions on investment and technological development must replacecontrol by capitalist enterprises, investors and banks, in order toserve the long-term horizon of society's and nature's common good. The most oppressed elements of human society, the poor and indigenouspeoples, must take full part in the ecosocialist revolution, in orderto revitalize ecologically sustainable traditions and give voice tothose whom the capitalist system cannot hear. Because the peoples ofthe global south and the poor in general are the first victims ofcapitalist destruction, their struggles and demands will help definethe contours of the ecologically and economically sustainable societyin creation. Similarly, gender equality is integral to ecosocialism,and women's movements have been among the most active and vocalopponents of capitalist oppression. Other potential agents ofecosocialist revolutionary change exist in all societies. Such a process cannot begin without a revolutionary transformation ofsocial and political structures based on the active support, by themajority of the population, of an ecosocialist program. The struggleof labour - workers, farmers, the landless and the unemployed - forsocial justice is inseparable from the struggle for environmentaljustice. Capitalism, socially and ecologically exploitative andpolluting, is the enemy of nature and of labour alike. Ecosocialism proposes radical transformations in: the energy system, by replacing carbon-based fuels and biofuels withclean sources of power under community control: wind, geothermal,wave, and above all, solar power. the transportation system, by drastically reducing the use of privatetrucks and cars, replacing them with free and efficient publictransportation; present patterns of production, consumption, and building, which arebased on waste, inbuilt obsolescence, competition and pollution, byproducing only sustainable and recyclable goods and developing greenarchitecture; food production and distribution, by defending local food sovereigntyas far as this is possible, eliminating polluting industrialagribusinesses, creating sustainable agro-ecosystems and workingactively to renew soil fertility. To theorize and to work toward realizing the goal of green socialismdoes not mean that we should not also fight for concrete and urgentreforms right now. Without any illusions about "clean capitalism," wemust work to impose on the powers that be - governments, corporations,international institutions - some elementary but essential immediatechanges: drastic and enforceable reduction in the emission of greenhouse gases, development of clean energy sources, provision of an extensive free public transportation system, progressive replacement of trucks by trains, creation of pollution clean-up programs, elimination of nuclear energy, and war spending. These and similar demands are at the heart of the agenda of the GlobalJustice movement and the World Social Forums, which have promoted,since Seattle in 1999, the convergence of social and environmentalmovements in a common struggle against the capitalist system. Environmental devastation will not be stopped in conference rooms andtreaty negotiations: only mass action can make a difference. Urban andrural workers, peoples of the global south and indigenous peopleseverywhere are at the forefront of this struggle against environmentaland social injustice, fighting exploitative and pollutingmultinationals, poisonous and disenfranchising agribusinesses,invasive genetically modified seeds, biofuels that only aggravate thecurrent food crisis. We must further these social-environmentalmovements and build solidarity between anticapitalist ecologicalmobilizations in the North and the South. This Ecosocialist Declaration is a call to action. The entrenchedruling classes are powerful, yet the capitalist system reveals itselfevery day more financially and ideologically bankrupt, unable toovercome the economic, ecological, social, food and other crises itengenders. And the forces of radical opposition are alive and vital.On all levels, local, regional and international, we are fighting tocreate an alternative system based in social and ecological justice. --------------------------------------------------------------------------------
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(To add your name to the list of signatories, email your name andcountry of residence to ecosocialism@gmail.com) We, the undersigned, endorse the analysis and political perspectivesoutlined in the Belem Ecosocialist Declaration, and support theestablishment and building of an Ecosocialist International Network. Aotearoa/New Zealand: Joe Carolan, Dr. Greg Kleis Australia: Richard Bergin, Jamie Brown, Simon Butler, Ben Courtice,Felicity Crombach, Peter Cummins, Duroyan Fertl, Jepke Goudsmit, StuHarrison, Dave Kimble, Serge Leroyer, Günter Minnerup, John Rice,Larissa Roberts, Stuart Rosewarne, Terry Townsend Bangla Desh: Mohammad Basir-ul Haq Sinha Belgium: Daniel Tanuro Brazil: Pedro Ivo Batista, Luiz Felipe Bergmann, Ricardo Framil Filho,Edson Carneiro Indio, Beatriz Leandro, Ivonaldo Leite, André Lima,Roberto Souza Santos, Thierry Thomas, Carolina Kors Tiberio, Sirio López Velasco Canada, Quebec: Greg Albo, Robert Albritton, Paul Anderson, Ian Angus,Roger Annis, Chris Arsenault, Charles-Antoine Bachand, Jean-ClaudeBalu, Rick Barsky, José Bazin, John R Bell, Shannon Bell, John L.Bencze, Karl Beveridge, Geoff Bickerton, David Camfield, William K.Carroll, John Clarke, Bill Clennett, Carole Condé, Phil Cournoyer,Paul R. Craik, Steve D'Arcy, Susan Kent Davidson, Diane Delaney,Kathleen Donovan, Joseph Dubonnet, Susan E. Ferren, Richard Fidler,Blair Fix, Darrel Furlotte, Larry Gambone, Cy Gonick, TrevorGoodger-Hill, Joyce A. Green, Dave Greenfield, Ricardo Grinspun, JohnGrogan, Dr. J. Robert Groves, Adam Hanieh, Trevor Harrison, HenryHeller, Evert Hoogers, Anton Oscar Iorga, Sean Isaacs, DarleneJuschka, Michael A. Lebowitz, Ian B. McKenna, Vincent Mosco, DanMurray, Sam Noumoff, Derrick O'Keefe, Joseph Roberts, Sheila Roberts,Leo Panitch, Tomislav Peric, Ursula Pflug, Roger Rashi, John Riddell,Herman Rosenfeld, Rhoda Rosenfeld, Laina Rutledge, John Ryan, KanchanSarker, Bob Sass, Scott Schneider, Sid Shniad, Debra Scott, JohnSharkey, John Shavluk, Dr. Christopher A. Shaw, Michael Stewart, DebraTacium, Paul Francis Thompson, David Tremblay, Jesse Vorst, BernadetteL. Wagner, Len Wallace, John W. Warnock, Larry Watt, Barry Weisleder,Ian Whyte, Michael Wolfe, Paul York Cyprus: Julian Saurin Denmark: Pelle Andersen-Harild, Ellen Brun, Jacques Hersh, PederHvelplund, Kjeld A. Larsen, Johannes Lund, Karolina Boroch Naess,Petter Naess, Teresa Naess England, Scotland, Wales: Tobias Abse, Keith Ames-Rook, Keith Baker,Jane Burd, Katie Buse, Dr. Michael Calderbank, Ross Carbutt, JamesDoran, Ian Drummond, Jane Susanna Ennis, Nick Foster, Paul Frost, JayGinn, Dr Joseph Healy, Dave Hewitt, Stuart Jeffery, Jane Kelly, AaronKiely, Richard Kuper, David McBain, Sharon McMaster, Elaine Morrison,Jamie Murray, Brian Orr, Andy Player, Matt Sellwood, Mike Shaughnessy,Andrew Stevens, Sally Thompson, Sean Thompson, Payam Torabi, NormanTraub, Mike Tucker, Derek Wall, Roy Wilkes France: Nadège Edwards, Vincent Gay, Richard Greeman, Michel Husson,Mohammed Taleb, Danielle Follett, Michael Löwy Germany: Frieder Otto Wolf Greece: Mesrop Abelyan, Spyros Diamantidis, Anneta Galtsioti,Krystalia Galtsioti, Giannis Galtsiotis. Konstantina Georga, DimitrisGeorgas, Kostas Giannakakis, Manolis Kapadais, Andonis Krinis, AmjadMohammad, Georgia Nikopolidou, Takis Pantazidis, Tasos Pantazidis,Eleni Pantazidou, Katerina Pantazidou, Mohammed Es Sabiani India: Debashis Chatterjee, Debal Deb, S. Susan Deborah, Mita Dutta,Merlin Franco, Saroj Giri, C E Karunakaran, Partha Majumdar,D.V.Natarajan, Babu lal Sharma Indonesia: Pius Ginting Ireland: Louis P. Burns aka Lugh, Domhnall Ó Cobhthaigh, Vincent Doherty Italy: Guido Dalla Casa, Moreno Esposto Kenya: Arege Douglas Malta: Michael Briguglio Mexico: David Barkin, Gerardo Renique Netherlands: Suzanne de Kuyper, Peter Waterman Panama: Sebastián Calderón Bentin Perú: Hugo Blanco Portugal: Ricardo Coelho, Ronaldo Fonseca, Ângelo Novo Romania: Luisa Abram, Stella Dicu. Mario Festila Serbia: Dragoslav Danilovic South Africa: Rasigan Maharajh, Trevor Ngwane, Berend Schuitema Spain: Mauricio Blechman, Francisco Fernández Amador, Alberto Iglesias Lorenz Turkey: Ertugrul Akcaoglu, Nevra Akdemir, Levent Gürsel Alev, BinnurAloglu, Ecehan Balta, Emre Baturay Altinok, Ugur Arigun, Arca Atay,Baris Avci, Erol Bayrakdar, Foti Benlisoy, Stefo Benlisoy, ElifBozkurt, Emel Budak, Ozgur Bulut. Nurgül Çanak, Esin Candan, BilgeContepe, Kadir Dadan, Fügen Dede, Yalim Dilek, Sinan Eden, HuseyinEren, Fuat Ercan, Basak Ergüder, Bulent Erkeskin, Firat Genç, EmineGirgin, Canan Güldal, Ercan Gülen, Ibrahim Gundogdu, Kutlay Gürcihan,Muharrem Hunerli, Taha Karaman, Filiz Kerestecioglu, Tarkan Kilic,Özgür Müftüoglu, Evin Nas, Sebnem Oguz, Kazim Özaslan, Merthan Özcan,Recep Özkan, Ali Murat Ozdemir, Senem Pehlivanoglu, Özge Savas, HasanSen, Ahmet Hamdi Seringen, Yavuz Selim Sertbas, Eren DenizTol-Gokturk, Dr. Ethem Torunoglu, Eylem Tuncaelli, Kemal Tuncaelli,Feriha Tugran, Mehmet Türkay, Derya Ülker, Tanay Sidki Uyar, SanemYardimci, Ertan Yilmaz, Gaye Yilmaz, Selim Yilmaz, Burçak Yilmazok,Gökçen Özdemir, Hatice Yaşar, Kasim Yeter, Eylem Ozen Yorukoglu, SemihYuksel, Kizilca Yurur USA: Anatole Anton, Matthew Brown, Joaquín Bustelo, Tim Casebolt, SuhaChari, Andrew P. Cheramie, Stan Cox, Kevin Danaher, Dr. Lenore J.Daniels, Jennifer Dignazio, Daniel Faber, Hunter Gray [Hunter Bear],Craig Brozefsky, John Clark, Scott Davis, W. Alexander Durnan, PhilGasper, Dayne Goodwin, Sarah Grey, Anthony Gronowicz, TimoteoJeffries, Eric W. Koch, Bill Koehnlein, Joel Kovel, Ed Laing, LarryLambert, Saul Landau, James Lauderdale, Mark A. Lause, Richard Levins,Kevin Lewis, Timothy Norbert Malczynski, David Marcial, Michael SethMartin, Stefan Mattessich, Bill McCormick, Coleman E. McFarland, FredMecklenburg, William Meurer, Curtis Moore, Simeon Newman, Tony Nizzi,Wren Osborn, Dr. Marie-Claire Picher, Louis Proyect, Linda Ray, KatRickenbacker, Eugene Rodriguez, Christian Roselund, Kevin Ruffe, DavidSchwartzman, Javier Sethness, Barry Sheppard, Roger Sheppard, LaurenceH. Shoup, James Smith, Mark E. Smith, Red Son, Anna Marie Stenberg,Carl Stilwell, Ted Stolze, Idell Elaine Vogel, Richard Vogel, SamWaite, Venezuela: Jesus Pirela, Cesar Aponte Rivero, Gustavo Fernández Zimbabwe: Chen Chimutengwende

terça-feira, 6 de janeiro de 2009

Cuba: Gracias por 50 años de Revolución Socialista para nuestra América y nuestro Mundo

Cuba: Gracias por 50 años de Revolución Socialista para nuestra América y nuestro Mundo

La Revolución Socialista Cubana, en sus 50 años de existencia, ha realizado aportes históricos a la Democracia de los Pueblos, a pesar de estar aquélla sometida al bloqueo de una guerra económica genocida por los sucesivos gobiernos estadounidenses.

Algunas de las aportaciones en el ámbito de la distribución social son conocidas, incluso admitidas por quienes se declaran sus enemigos, sea en el campo de la educación y el conocimiento, de la salud, del internacionalismo solidario, etc.

Sin embargo, Cuba ha realizado también pioneras contribuciones en el ámbito de la teoría y la praxis de la Democracia. A mi juicio, no suficientemente conocidas y valoradas, como merecen, en sectores de izquierdas; y, desde luego, negadas y atacadas ideológicamente por la derecha.

La Democracia de los Pueblos de nuestra América y nuestro Mundo, agradece a la Revolución Socialista Cubana, entre otros muchos, la verificación histórica de estos siete postulados políticos teórico-prácticos:

1º La Democracia de los Pueblos de nuestra América exige la propiedad colectiva (cooperativa, estatal) en el ámbito local, regional y estatal de los medios de información, opinión y conocimiento. La praxis de la revolución socialista cubana ha mostrado que para avanzar en la Democracia de los Pueblos se hace ineludible apoderarlos con la soberanía (propiedad) popular de los medios de información, opinión y conocimiento. Esto pasa por la expropiación y prohibición de la propiedad capitalista de los mismos, y entregársela al pueblo. En el ámbito de la teoría política, la revolución socialista cubana ha desvelado el engaño ideológico de confundir la libertad de información, opinión y conocimiento con permitir la libertad de empresa capitalista para que el imperialismo capitalista se apodere privadamente de esos medios, y, en con ello, del mensaje transmitido por ellos. Ciertamente, en el camino abierto por la revolución cubana queda mucho por hacer para fomentar la riqueza de la información, opinión crítica y conocimiento en el ámbito local, regional y estatal; queda también tarea pendiente para afinar progresivamente los límites socialistas revolucionarios en el ejercicio de la información, opinión y conocimiento; así como en las garantías de dicho ejercicio. Sin embargo, como el postulado político se ha verificado históricamente correcto, la tarea socialista revolucionaria cubana para los próximos 50 años no puede ser perderse en la pseudolibertad de empresa mediática reclamada por el imperialismo mediático, sino profundizar la revolución socialista del saber. La libertad de información, opinión y conocimiento es imposible en el capitalismo.

2º La Democracia de los Pueblos de nuestra América exige la propiedad colectiva (cooperativa, estatal) en el ámbito local, regional y estatal de los medios de producción y circulación de los satisfactores laborales. La praxis de la revolución socialista cubana ha mostrado que para avanzar en la Democracia de los Pueblos se hace ineludible apoderarlos con la soberanía económica (propiedad) popular de los medios producción y circulación de la riqueza económica. Esto pasa por la expropiación y prohibición de la propiedad capitalista de los mismos, y entregársela al pueblo en sus diversas modalidades de propiedad socialista. En el ámbito de la teoría política, la revolución socialista cubana ha desvelado el engaño ideológico de confundir la libertad económica con libertad de mercado capitalista, coartada del imperialismo monopolista para apoderarse privadamente de la producción, la circulación y el producto del trabajo del pueblo. Ciertamente, en el camino abierto por la revolución cubana queda mucho por hacer para planificar, articular y dinamizar los diferentes modos de propiedad socialista de los medios de producción (prestación personal directa de servicios, pequeña propiedad familiar cooperativa, propiedad cooperativa, propiedad estatal), de circulación y de apoderamiento de la riqueza social. Sin embargo, como el postulado político se ha verificado históricamente correcto, la tarea socialista revolucionaria cubana para los próximos 50 años no puede ser infectarse con la pseudolibertad de empresa capitalista reclamada por el imperialismo monopolístico capitalista, sino profundizar la revolución socialista de la economía. La libertad económica es imposible en la dictadura económica capitalista.

3º La Democracia de los Pueblos de nuestra América y de nuestro mundo exige la democracia popular frente a la pseudodemocracia electoral del pluripartidismo capitalista. La praxis de la revolución socialista cubana ha mostrado que para avanzar en la Democracia de los Pueblos se hace ineludible apoderarlos con la soberanía deliberativa, electiva y ejecutiva de su voluntad política. Esto pasa por la prohibición de la existencia de partidos políticos capitalistas. En el ámbito de la teoría política, la revolución socialista cubana ha desvelado el engaño ideológico de confundir la democracia con el pluripartidismo electoral. Los partidos capitalistas son el nuevo sacerdocio político, los nuevos intermediarios electorales entre el pueblo y la deliberación, elección y ejecución de su voluntad; que terminan secuestrando y enajenando. El postulado político teórico de la democracia popular cubana es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sin las mediaciones partidistas electorales capitalistas que roban la soberanía política al pueblo. Ciertamente, en el camino abierto por la revolución cubana queda mucho por hacer para fomentar la riqueza de la participación en la deliberación, elección y ejecución de la voluntad política del pueblo. Sin embargo, como el postulado político se ha verificado históricamente correcto, la tarea socialista revolucionaria cubana para los próximos 50 años no puede ser perderse en el pluripartidismo electoral capitalista, sino profundizar la revolución socialista de la participación popular política directa. La Democracia de los Pueblos es imposible en el pluripartidismo capitalista.

4º La Democracia de los Pueblos de nuestra América y de nuestro mundo exige la legitimidad de la satisfacción histórica de las necesidades de los pueblos para la producción y reproducción de sus vidas frente a la pseudolegitimidad burguesa de la opción entre deseos, demandas o reivindicaciones. La praxis de la revolución socialista cubana ha mostrado que para avanzar en la Democracia de los Pueblos se hace ineludible apoderarlos con la realidad y el concepto de legitimidad política material. La legitimidad material es la verificación histórica de la satisfacción integrada de las necesidades que tiene el pueblo para producir y reproducir su vida. Esto pasa por la prohibición del formalismo de la democracia burguesa que ideológicamente confunde necesidades con deseos, demandas o reivindicaciones arbitrarias, subjetivas e ilimitadas. En el ámbito de la teoría política, la revolución socialista cubana ha desvelado el engaño ideológico de confundir y reducir la fuente de la legitimidad electiva (electoral) con la fuente de la legitimidad radical originaria (la satisfacción material de las necesidades del pueblo). La necesidad de autodeterminación electiva es una, pero no la única; y, además, ésta tiene por orientación, contenido y límite la promoción de la satisfacción de todas las otras necesidades de vida de los pueblos. Ciertamente, en el camino abierto por la revolución cubana queda mucho por hacer para profundizar la fuerza de la legitimidad material que otorga la satisfacción de las necesidades de vida del pueblo. Sin embargo, como el postulado político se ha verificado históricamente correcto, la tarea socialista revolucionaria cubana para los próximos 50 años no puede ser venderse a la pseudolegitimidad formalista burguesa que, ocultando las necesidades de su pueblo, se justifica en la ilusión del acceso a pseudosatisfactores de deseos ilimitados, sino profundizar su revolución de legitimación material. La satisfacción integrada de las necesidades de vida de los pueblos es imposible en el capitalismo.

5º La Democracia de los Pueblos de nuestra América y de nuestro mundo exige la hegemonía de un Partido Comunista (Socialista) Revolucionario no electoral de vanguardia y retaguardia como guardián de la Revolución. La praxis de la revolución socialista cubana ha mostrado que para avanzar en la Democracia de los Pueblos se hace ineludible apoderarlos con la hegemonía de la articulación social revolucionaria por medio de un partido comunista (socialista) revolucionario de vanguardia y retaguardia, y no electoral. Esto pasa por la prohibición de cualquier modo de hegemonía política capitalista. En el ámbito de la teoría política, la revolución socialista cubana ha desvelado el engaño ideológico de reducir la esencia de los partidos políticos a mediaciones electorales. El postulado político teórico de la democracia popular cubana es que el partido comunista, como guardián de la revolución, es medio de articulación hegemónica de la revolución pero sin convertirse en partido electoral. Ciertamente, en el camino abierto por la revolución cubana queda mucho por hacer para seguir formando ideológicamente, organizando y fortaleciendo al Partido Comunista Cubano. Sin embargo, como el postulado político se ha verificado históricamente correcto, la tarea socialista revolucionaria cubana para los próximos 50 años no puede ser relegar la formación ideológica del Partido, desorganizarlo y debilitarlo, sino formación ideológica marxista revolucionaria, organización y fortalecimiento intergeneracional del Partido. La Democracia de los Pueblos es imposible sin Partido Comunista (Socialista) Revolucionario.

6º. La Democracia de los Pueblos de nuestra América y de nuestro mundo exige un Estado Socialista de Derecho Revolucionario frente al Estado de Derecho fascitocapitalista. La praxis de la revolución socialista cubana ha mostrado que para avanzar en la Democracia de los Pueblos se hace ineludible apoderarlos con la institucionalidad de un Estado de Derecho Socialista Revolucionario. Esto pasa por la eliminación y prohibición del Estado de Derecho fascistocapitalista y la construcción del Estado Socialista de Derecho Revolucionario. En el ámbito de la teoría jurídico-política, la revolución socialista cubana ha desvelado la posibilidad de elaborar un Derecho que brote del pueblo, positivize sus necesidades y se legitime en la verificación histórica de la satisfacción de las mismas. Ciertamente, en el camino abierto por la revolución cubana queda mucho para mejorar el Estado Socialista de Derecho Revolucionario, elaborar una jurisprudencia revolucionaria, crear procedimientos de garantías constitucionales revolucionarias, etc. Sin embargo, como el postulado político se ha verificado históricamente correcto, la tarea socialista revolucionaria cubana para los próximos 50 años no puede ser abandonar la pionera tarea de la construcción del Estado Socialista de Derecho Revolucionario, sino darle continuidad. La Democracia de los Pueblos es imposible sin Estado Socialista de Derecho Revolucionario.

7º. La Democracia de los Pueblos de nuestra América y de nuestro mundo exige la llama socialista revolucionaria de líderes junto a la llama de su pueblo frente el pueblo alienado, capitalista e imperialista. Gracias al heroico pueblo revolucionario cubano, quienes ahora vivimos, somos testigos de un histórico terremoto político. La praxis de la revolución socialista cubana ha mostrado que para avanzar en la Democracia de los Pueblos se hace ineludible contar con líderes, junto a su pueblo, con ideología, moral y praxis personal socialista revolucionaria. Esto pasa por la eliminación personal progresiva de los valores del fanatismo, fascisto-capitalismo e imperialismo y la creación de los valores del Hombre Nuevo. En el ámbito de la teoría jurídico-política, la revolución socialista cubana ha desvelado el potencial revolucionario de la praxis personal como praxis política. Los pueblos están hechos de personas y los pueblos revolucionarios de personas revolucionarias, en su mayoría. Ciertamente, en el camino abierto por la revolución cubana queda mucho para conseguir que la consciencia, la moral y la praxis personal del Hombre Nuevo se haga hegemónica en el espacio y en el tiempo. Sin embargo, como el postulado político se ha verificado históricamente correcto, la tarea socialista revolucionaria cubana para los próximos 50 años no puede ser abandonar el alumbramiento de hombres y mujeres nuevos sino continuar con el parto de humanidad en cada niño y niña. La Democracia de los Pueblos es imposible sin el espíritu revolucionario.

Antonio Salamanca
Enero 2009