domingo, 14 de junho de 2009

Las mentiras de la libertad de expresión y democracias liberales: Los trileros actúan en Caracas

Las mentiras de la libertad de expresión y democracia liberales Los trileros liberales actúan en Caracas

Por: Antonio Salamanca Serrano
Aporrea. org: Fecha de publicación: 01/06/09


En estos días se han reunido en Venezuela algunos autodenominados ‘intelectuales’ liberales jaleados, entre otros, por medios privados de información y opinión como Globovisión. Este grupo más bien parece una banda de trileros que quieren vender la ‘trilerocracia’.

El neologismo ‘trilerocracia’ (como el gobierno de los trileros) proviene de la práctica de la estafa callejera organizada mediante la ilusión mágica del engaño. Los trileros actúan en grupo. Varios de ellos vigilan las respectivas entradas y salidas de la calle donde discurre la acción. Otros, camuflando su interés estratégico, integran el número de espectadores. Frente a éstos, el actor principal cambia de posición tres cartas. Una de ellas es la reina. El iluso participante que se decide a apostar ha de encontrarla (find the lady) para ganar. En el momento de su elección es sistemáticamente distraído, por ello raramente acierta. Y cuando esto ocurre, aquellos ‘vigilantes’ de las esquinas se encargarán de que no salga de la calle con el dinero. Mientras tanto, más de un bolsillo del resto de espectadores suele quedar ‘limpio’.

En el régimen de la trilerocracia el pueblo entra en el sistema atraído por la fanfarria del espectáculo demagógico, pasa su vida esperando dar con el buen candidato. A veces está seguro de acertar eligiendo la derecha, luego el centro y por último la socialdemocracia, para volver a repetir sin descanso la compulsiva apuesta. Pero siempre se equivoca. La fanfarria le anima a seguir atolondrado, dando por juego de buena fe lo que ocultan las reglas maquiavélicas de los estafadores. Mientras, los recursos del pueblo son hurtados o robados con la ‘legitimidad’ del consentimiento libre individual, o por la mayoría de votos de los ciudadanos. El pueblo termina adicto al juego, viviendo para pagar, y muriendo si no paga.

Dos son los mantras principales que están repitiendo los trileros en su batalla ideológica contra la revolución del Socialismo en el siglo XXI ahora en Venezuela: 1º Que la democracia sólo es posible en el capitalismo; 2º Que la liberad de expresión exige la propiedad privada capitalista de los medios de información, opinión y conocimiento. Sin embargo, esos dogmas encubren dos grandes engaños porque:

1º La Democracia es imposible en el capitalismo

En su ataque, los llamados intelectuales liberales y sus voceros mediáticos juegan con el término ‘Democracia’ según les conviene, lo que demuestra que no saben lo que es o bien que realmente no les interesa nada. Cuando triunfó la revolución popular cubana dijeron que allí no había democracia porque no se llegó al poder por medio de elecciones. Cuando la revolución socialista se asienta en Cuba con elecciones periódicas dicen que no hay democracia porque la esencia de la democracia es el pluripartidismo. Cuando la revolución socialista avanza en Venezuela con elecciones y pluripartidismo dicen ahora que la democracia se está perdiendo porque está desapareciendo su esencia: el estado de Derecho liberal y el libre mercado capitalista.

A estos señores, amigos como dicen ser del Estado de Derecho, no les vendría mal una excursión jurídica por el Derecho que ellos defienden. Desde 1986 las Naciones Unidas promueven Los Principios de Limburgo para orientar la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966). Allí se hacen, entre otras, tres afirmaciones centrales: 1ª) Que los derechos económicos, sociales y culturales forman parte integral de los derechos humanos y objeto de obligaciones específicas; 2ª Que los derechos humanos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales son indivisibles y merecedores de igual protección; 3ª Que la democracia es el sistema social que respeta y reconoce los DH:

“Los derechos económicos, sociales y culturales forman parte integral del derecho internacional de derechos humanos. Estos derechos son el objeto de obligaciones específicas contratadas en el contexto de varios instrumentos internacionales, especialmente el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales [1] .

“ En vista de que los derechos humanos y las libertades fundamentales son indivisibles e interdependientes, se debería dedicar la misma atención y consideración urgente en la aplicación, promoción y protección de ambos los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales” [2] .

“Al no existir un modelo único de sociedad democrática, se considerará como tal a la sociedad que reconoce y respeta los derechos humanos establecidos en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos” [3] .

De modo que, señores ‘intelectuales’ liberales, el derecho internacional al que ustedes les gusta apelar les recuerda que no puede haber Democracia sin que el pueblo tenga comida, vivienda, hospitales, medios de información, opinión y conocimiento. Pero es que, además, ningún momento en la historia reciente es tan propicio como el actual para mostrar con los hechos el fracaso del capitalismo liberal, neoliberal y socialdemócrata, en reconocer, respetar y satisfacer todos los derechos humanos de los pueblos –también los civiles y políticos- y en consecuencia la Democracia. Acaso ya se le he olvidado al señor Vargas Llosa la violación de los derechos culturales al pueblo iraquí. Se le ha olvidado la destrucción, incendio y saqueo de la Biblioteca de Bagdad en 2003, ante la pasividad de los marines estadounidenses. Más de un millón de libros fueron destruidos. Señores liberales, el Derecho al que les gusta apelar recuerda, al patrón que les envía, que no puede haber Democracia en Estados Unidos mientras practican la tortura en el mundo como han hecho en Abu Ghraib y siguen haciendo en Guantánamo; que no puede haber Democracia en Estados Unidos mientras más de cuarenta millones de personas no gozan del derecho a la sanidad; que no puede haber Democracia en Estados Unidos mientras 306 millones de personas han sido expropiados de sus medios de información, opinión y conocimiento porque una oligarquía mediática se ha apoderado de ellos.

Señores ‘intelectuales liberales’, la realidad de los hechos lo que muestra es que ustedes no creen en la Democracia material, en la Democracia que satisface integradamente el sistema de necesidades de vida de los pueblos. La democracia que predican no es sino un mero concepto móvil al servicio de la dictadura del capital. Éste es vuestro verdadero padre. Y para ocultar esa bastarda filiación necesitan en Venezuela, entre otros, a Globovisión.

2º La libertad de expresión es imposible en la propiedad privada de los medios de información, opinión y conocimiento.

La libertad de expresión es un derecho de los pueblos, y cada uno de sus miembros, a la libertad de información, de opinión y de conocimiento. Para que esto sea posible el pueblo tiene que ser dueño de los medios de información, de opinión y de conocimiento porque de otro modo se crean monopolios u oligopolios en la propiedad de los medios que impiden el ejercicio de la libertad de expresión, opinión y conocimiento. A los señores ‘intelectuales liberales’, que visitan Venezuela estos días, y a su anfitrión Globovisión, les convendría recordar una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos donde se afirma:

“...la libertad de expresión se puede ver también afectada sin la intervención directa de la acción estatal. Tal supuesto podría llegar a configurarse, por ejemplo, cuando por efecto de la existencia de monopolios u oligopolios en la propiedad de los medios de comunicación, se establecen en la práctica ‘medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones’” (OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985).

Hoy, en la mayor parte del planeta, la dictadura capitalista que defienden los ‘intelectuales liberales’ se ha apropiado de los periódicos, radios, televisiones y universidades del pueblo. Han convertido a estos medios en coto cerrado para el ‘sacerdocio periodístico’ y para ‘sacerdocio docente’. Nuevos chamanes que crean lo ‘noticiable’ y el ‘conocimiento’ según el criterio del amo que les paga [4] . Desde el engaño de los hechos modelan la mente de millones de personas [5] . En el análisis de los hechos, los debates son espectáculos de charlatanes. Están preparados los aparentes oponentes y el moderador. Todo es la ‘dramatización teatral’ de algo preparado [6] . Hoy, los medios de información, opinión y conocimiento del imperio capitalista son ‘templos de la contrarrevolución simbólica’ [7] . Sus sacerdotes son los periodistas y docentes, capataces de la hacienda mediática y del saber [8] . Todos al servicio del nuevo espectáculo de la dictadura del capital: la ‘trilerocracia”.


*Abogado

[1] ONU: Consejo Económico y Social, Los principios de Limburgo relativos a la aplicación del Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y culturales (1986) nº 1.
[2] Ibid., nº 3.
[3] Ibid. , nº 55.
[4] Bourdieu, P., Sur la télévision (Paris: Raisons D’Agir Editions, 1996) 18-19.
[5] Ibid., 17-18.
[6] Ibid., 37-42.
[7] Ibid., 51.
[8] Ibid., 52-51.

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