terça-feira, 29 de setembro de 2009

PARALELISMO ENTRE DOS IMPERIOS

IMPERIOS PARALELOS

Fernando Gutiérrez Almeira
(de la Red Filosófica del Uruguay, atalamantis@yahoo.com.mx)

1

El pasaje de la República al Imperio Romano no ocurrió por la mera incidencia de ciertas personalidades sino porque las actividades bélicas se volvieron tan extensas y onerosas y la ambición tan grande que hubo de crearse un ejército profesional al cual habrían de pagarle las arcas del estado y el cual fue quedando en manos de altivos jefes militares. En efecto, debido a esta cirscunstancia, el Senado romano, para retener algo de su antiguo poder ciudadano hubo de implementar un sistema de reparto entre estos ambiciosos personajes pero ello no obstó a que pronto todo el poder recayera sobre uno al cual el Senado mismo por temerosa concesión, poco a poco había otorgado cada vez más atribuciones. Él era Julio César, que pronunciando la legendaria frase “Alea jacta est” cruzó el Rubicón, retó la poca autoridad que le restaba aún al Senado y entró en Roma para al poco tiempo hacerse nombrar dictador perpetuo. En un último intento
desesperado, llegados los idus de marzo, se complotaron muchos contra César y lo asesinaron a puñaladas pero eso ya no pudo impedir el excesivo poder militar que no dejaba de existir por ello y volvió a recaer en manos de un jefe único, el cual llegó a ser por fin el primer emperador: Octavio.

2

Estados Unidos fue durante mucho tiempo ideal de república democrática para otras naciones y haciendo acopio de la sangre de millones de inmigrantes dio a luz un auge civilizatorio que se condensó plenamente tras la guerra de Secesión no sin la mácula constante del racismo más hostil y degradante que aún pervive y desvive a afroamericanos e hispanos en aquellas tierras. En andas de su crecimiento interior los Estados Unidos se proyectaron con bríos hacia el exterior, primero viendo a la América Latina como su patio trasero y extendiendo luego sus fauces mucho más allá, incluyendo varios territorios del decadente colonialismo español y luego, impulsados por el quiebre de las guerras mundiales y en consonancia con las viejas potencias europeas, lanzó sus garras sobre el resto del orbe de muchas e insidiosas maneras pero sobre todo por medio de intervenciones militares y con el pretexto fértil de combatir en todas partes al fantasma del
comunismo. ¿Cuál fue la consecuencia de este “avance”? Que el Senado estadounidense poco a poco fue perdiendo poder decisor frente al poder concentrado en el complejo militar industrial cuyo auge corrió paralelo al ascenso global dela hegemonía norteamericana. Las arcas del estado se volcaron cada vez más desaforadamente hacia la gula infinita del pentagonismo y como ya no corren tiempos de emperadores el corporativismo de la industria del armamento, los think thank geopolíticos, los servicios de inteligencia, las instituciones militares, las empresas e instituciones científicas mercenarias, comenzó a actuar y sigue actuando en aquella nación como un oculto poder indiscutible del cual el Presidente y el Senado son cada vez más títeres sin cabeza y autores payasescos de una pseudorrepública seudodemocrática.

3

Como el poder militar exagerado no es más que una gangrena desde el punto de vista económico que solo sabe apelar a mayores contribuciones y más descaradas desde las arcas del Estado, los emperadores romanos hubieron de preocuparse una y otra vez por satisfacer ansias recaudatorias reajustando los viejos sistemas impositivos y tratando de reavivar la vieja economía, mientras entretenian las miserias del pueblo con pan y circo. Pero, puesto que no se puede recaudar de gente pacífica que quiere holgazanear y vivir comodamente para sustentar continuas y exhaustivas guerras de contención fronteriza y de conservación de los territorios conquistados sin que a la larga se agoten los recursos, incluyendo los recursos humanos, y de este modo resulten vaciadas una y otra vez las arcas estatales, los emperadores terminaron enfrentando cada vez mayores exigencias con menos posibilidades llegando a ser títeres de los intereses militares e incluso militares
coronados. Esto engendró la anarquía militar que dio lugar al poder desmedido del férreo Diocleciano, elevado al trono militarmente, ante el cual habia que arrodillarse y cuya autoridad quedó por encima de toda ley y asegurada con crecientes ejércitos...con lo cual el viejo sueño de Roma, finalmente, naufragó frente a la corrosión militar, iniciándose una larga y definitiva decadencia y desfiguración cultural medieval cuya prolongación se debió, basicamente, a la introducción de la táctica mental del catolicismo por parte de Constantino y a crueldades tales como meter plomo fundido en la garganta de los condenados.

4

Con la llegada de George Bush padre a la presidencia de Estados Unidos y la planificación de la mediática guerra del golfo Pérsico se inicia en Estados Unidos una época de auge notorio del pentagonismo que tiene su clara exaltación en las invasiones de Irak y Afganistán. El resultado ha sido que las presiones del complejo militar-armamentístico sobre las estructuras gubernamentales se han vuelto irresistibles para títeres políticos como Bush hijo o el bailarín Obama y el presupuesto militar estadounidense no solo constituye la mitad del gasto militar mundial, muy por encima del gasto de cualquier otra nación del orbe, sino que consume como un cáncer horrendo la mayor parte de la economía de los estadounidenses. Ello significa que la gran preocupación futura en la que estarán sumidos de aquí en adelante, durante muchos años, las mentes gobernantes de los Estados Unidos, serán similar a la de los viejos emperadores romanos: ¿Cómo
continuar indefinidamente con la guerra imperial? ¿Cómo solventarla con las arcas del estado? Y el resultado a largo plazo será posiblemente el mismo: la llegada de la anarquía militar al poder político, la desintegración de la máscara republicana en manos de un descarado autoritarismo militar-plutocrático, el hundimiento de la nación norteamericana en una edad de decadencia y degradación en todos los ámbitos de su existencia. Pero este imperio, como aquel otro, no se hundirá sin antes haber hecho lo posible para durar, para permanecer, para persistir aunque millones deban pagar con su vida, sus cuerpos, su sangre y sus mentes el vil precio de esa oscura duración. Si el futuro de la humanidad solo dependiera de la nación estadounidense entraríamos pronto en una nueva edad media, pero aunque son posibles los paralelismos no son de ningún modo posibles las repeticiones.

quinta-feira, 24 de setembro de 2009

COMUNICAÇÃO COMO MIDIATIZAÇÃO

Comunicação como midiatização:
os meios em meio à tecnologia, sociedade, linguagem, e vice-versa

André Dornelles Pares (Brasil, adpares@gmail.com)


1 Introdução
2 A parte da comunicação como midiatização
3 A parte dos meios eletro tecnológicos de comunicação de massa (ou de acesso plural e simultâneo)
4 A parte da sociedade e linguagem, e vice versa
5 Conclusão
Notas
Referências

RESUMO
É possível dizer que o campo de estudos da Comunicação, já perfeitamente instituído, permanece discutindo a natureza do conhecimento da sua área. Também é razoável afirmar que um campo de conhecimento deve possuir especificidades que o garantam como campo autônomo de estudos. Partindo dessas premissas, este artigo pretende discutir de forma introdutória uma demarcação possível para o estudo da Comunicação. Como alternativa, supõe a comunicação como um processo de midiatização. Para isso, considera a posição fundamental dos meios, aqui entendidos como meios eletro-tecnológicos de comunicação de massa, que permitem o acesso plural e simultâneo às mensagens que produz. A partir daí, as relações entre linguagem e sociedade que possibilitam.
PALAVRAS-CHAVE:Comunicação. Midiatização. Meios. Tecnologia. Sociedade. Linguagem.

1 Introdução

A variedade de temas, de objetos, de teorias e concepções sobre a própria área é tal que restam poucos espaços de consensualidade para além do fato de que nos pretendemos todos ‘pesquisadores no Campo da Comunicação’.
José Luiz Braga, 2004

Não há como negar que a palavra ‘construção’ está obrigatoriamente presente na ciência que tentamos fazer. A afirmação de que o campo da Comunicação é um campo em construção, já é um lugar comum há algum tempo. Isso, porém, não o diferenciaria dos outros campos de conhecimento, nem nos desculparia da nossa falta de especificidade. Todos os campos de conhecimento específico estão em permanente construção. A diferença seria o tipo de construção, talvez. Na maioria dos outros campos: Física, Biologia, Matemática, Agronomia, Música e etc., as especificidades da sua matéria permitem que a construção sejam reformas, por permanentes que possam ser. No campo da Comunicação, não podemos pensar a construção como não sendo a própria constituição da área, que parece não saber ainda se o edifício que constrói é um prédio de moradores ou um hotel.

Costumamos usar a desculpa de que se trata de uma ciência muito nova. É preciso atentar, desta frase, sobre o que se está considerando novo, e o que se diz quando se menciona ciência. Marx, Durkheim e Weber viveram na virada do século XIX para o XX, com exceção do primeiro, 40 anos mais velho. Naquele tempo, tornaram a ciência da sociedade uma sociologia: um logos da sociedade: um conhecimento específico, tornado ciência, via método próprio de análise, de um processo no mundo que lhes interessava.

No começo do século XX nasciam Adorno e McLuhan, para mencionar apenas dois nomes que podem ser considerados teóricos da comunicação, que se não foram contemporâneos, pertenceram à imediata geração de Durkheim e Weber. Mesmo que Adorno ainda tenha se ocupado muito mais das possibilidades de autonomia do sujeito, ambos tiveram os processos de comunicação social humano como fundamental tema de sua produção intelectual.

O curioso é perceber que cem anos passados do que poderíamos considerar o início do uso do termo a designar determinados processos de troca de informação sob um modo específico, o termo comunicação resistiu. Quer dizer, estudos de Comunicação não passaram a se chamar comunicologia (por exemplo), assim como a ciência da sociedade passou a ser denominada sociologia. Comunicação ganhou um paliativo ciência na frente (Ciências da Comunicação), e nós, ainda grifados, passamos a nos denominar comunicólogos, mais paliativo ainda, talvez.

O ônus da generalidade persistente no termo acaba aparecendo invariavelmente como o pedágio que se deve pagar a tudo aquilo (e às áreas que estudam esse tudo) que também é abrigado quando se menciona o termo comunicação: de um gesto a uma pintura, de um programa de tevê a uma conversa no ônibus.

Tal constatação corriqueira não poderia ser mais do que um mero problema de nomenclatura, e ser percebida como um indicativo das possibilidades e impossibilidades de se fazer especificamente ciência com isso que chamamos genericamente de comunicação?

2 A parte da comunicação como midiatização

No início de A Midiatização no processo social, Gomes diz que “´[...] é certo que o campo de estudo da comunicação (com suas peculiaridades, processos e métodos) volta o seu olhar tanto para o campo midiático propriamente dito quanto para outros objetos com uma mirada característica do campo da comunicação” (GOMES, 2006, p. 112).

Poderíamos listar uma série de questões referindo os subentendimentos encontrados na frase. As questões apontadas a seguir, no entanto, são destacadas porque servem à reflexão tratada inicialmente: “que comunicação nos interessa”? Ou: “de que comunicação estamos falando”? Nesta perspectiva, em relação às afirmações de Gomes, aparecem três questionamentos:

a) que peculiaridades, processos e métodos são os do campo de estudo da Comunicação? (Porque se é possível caracterizá-lo como um campo de estudo específico, talvez seja justamente por suas peculiaridades, processos e métodos);

b) por que ainda se menciona a divisão entre um campo midiático propriamente dito e outros objetos, aos quais esse olhar tão específico da comunicação como campo de estudo se debruça? (Qual a marca que separa o ‘midiático’ dos ‘outros objetos’? Por que seria preciso mencionar essa divisão? Porque ela ainda não é clara o suficiente? ), e;

c) qual é a mirada característica do campo da comunicação? (Havendo uma, seria o que lhe daria especificidade?)

Se o próprio Gomes, pouco antes, afirma que “[...] para pensar o campo da Comunicação, deve-se preliminarmente contemplar a tensão que há entre o campo de estudos da comunicação e o campo midiático propriamente dito” (GOMES, 2006, p.112), podemos inferir duas coisas. A primeira é que há dois campos que tratariam de um mesmo tema (ou, ao menos, parecido); a segunda, que, aparentemente sabendo que não são o mesmo (campo), não sabemos que (tipos de) relações mantêm. Mas o que talvez seja mais importante ter consciência é que parece não sabermos, ao certo, no que se constitui nem um campo (comunicação), nem o outro (midiatização). Se isso é verdade, a tarefa teria que ser entender os campos nas (ou a partir das) relações que mantêm, as quais também se precisa saber como se dão.

Ou seja, da forma que for – conceituar os campos para entender suas relações, ou entender suas relações para conceituar os campos – partimos de processos e objetos amplos, difusos, e até ambíguos: nos quais, a princípio, não teríamos marcadores explícitos que sinalizassem pertença a este ou aquele campo. De qualquer maneira, a opção de conceituar os campos parece fundamental, ainda que entender as relações entre eles seja igualmente essencial para defini-los. O fato é que definir o que é (ou o que abrange) o conceito de comunicação é tarefa gigantesca – e essa enormidade (de processos e objetos) parece ser levada ao campo quando o denominamos de estudos da Comunicação. Da mesma forma, definir midiatização (o que constitui ou define sua ação, e os processos e objetos que abrange) é tarefa que só se pode fazer tentativa e teoricamente, antes de examinar as ações que envolve e as relações que estabelece.

Nesse sentido, duas notas auxiliam no esforço conceitual como base de partida. A primeira é de Braga, em texto intitulado Os estudos de interface como espaço de construção do Campo da Comunicação. Ao mencionar o holismo conceitual, que não deve servir de álibi quando se afirma que o campo está em construção, explica que o uso do termo holismo é apenas para caracterizar uma possível (e não desejada) autorização ao estudo de “toda e qualquer questão humana e social (‘tudo é comunicação’)”, o que, no seu entender, corresponderia “[...] também a um ‘imperialismo’ disciplinar que tende a subsumir as demais disciplinas” (BRAGA, 2004, p. 2).

Ora, a tarefa que se tenta apontar aqui, de separar a comunicação que nos interessa da que não nos interessa diretamente, seria algo muito parecido com o que Braga denuncia. “Toda e qualquer questão humana e social” corresponde exatamente à generalidade do termo comunicação, e é justamente esta generalidade que não deve (devia) nos interessar, primeiramente. Pareceria, também, ser nada mais do que os outros objetos os quais Gomes antagonizava ao campo midiático quando propunha um entendimento do campo da comunicação tencionando ambos os conteúdos. Aparece um apontamento concreto, assim, de Braga e Gomes, a seus modos, para uma especificação de processos, e talvez objetos, na medida em que buscam identificar algo dentro do campo da comunicação que não é exatamente o processo geral pelo qual podemos entender o termo comunicação.

Isso poderia ser acentuado ao percebermos a segunda nota, explicada por Fausto no texto Midiatização, prática social – prática de sentido. Ao assumir que a proposta do trabalho é construir (também!) uma idéia de midiatização como prática social – prática de sentido no curso dos estudos e dos próprios fenômenos midiáticos, remonta à expressão Processos Midiáticos. A menção decorre do fato (midiatização) gerar “[...] conceitos e também programas de estudos de investigação” (FAUSTO NETO, 2006, p. 2). Pois quando a expressão nomeia o programa de pesquisa em Comunicação (da Unisinos, neste caso), não se pode negar a decisão, por mais abrangente que se queira encará-la, ainda, de determinada caracterização dos processos, e talvez objetos, que interessam dentro do campo.

É claro que essa escolha deliberada, dentro de um campo que carrega a generalidade que o termo que o nomeia impõe, por algo que se passa a chamar de ‘midiatização’ já estaria evidente. Mas quando o conceito surge de antemão, como nos títulos dos trabalhos de Fausto e de Gomes, sua explicação poderia parecer não necessária (como não é o caso, advirta-se, nos dois trabalhos). No texto de Braga, todavia, o momento desta deliberação aparece, e se torna importante porque permite visualizar a nova (ou outra) idéia soltando-se da carga de amplidão da idéia geral de comunicação: “Parece-me que esse núcleo de aceitação mais generalizada é constituído pelos estudos sobre a mídia e seus processos” (BRAGA, 2004, p. 3) – núcleo de interesse de estudo que o autor consideraria, no processo de construção do campo da comunicação, como relativamente consensual.

Em seguida, porém, e a partir daí, inaugura outra questão que passará a ser fundamental, desde que aceita a deliberação pela centralidade da mídia no campo da comunicação. É preciso saber, evidentemente, “o que pode ou deve ser considerado mídia”. E mais do que isso, “o que, na mídia, interessa mais diretamente ao Campo (da Comunicação)” (BRAGA, 2004, p. 3). É possível inferir daí outros dois problemas a serem enfrentados. Primeiro, o de uma nova necessidade de conceituação: achar traços que caracterizem algo como mídia. Segundo, o de poder identificar – assim que caracterizada – o que nela (mídia) pode ser um problema de comunicação. Isto é, não basta identificar o objeto materialmente, mas o que ele faz, como pistas de onde poderia estar algo no mundo que viria a ser de interesse específico de um campo denominado da Comunicação. Entraríamos aí, talvez, num caminho que poderia nos fornecer alguma especificidade, no sentido de possuirmos um modo de olhar e um fenômeno de interesse aparentemente independente de outras áreas de conhecimento. Encontrando o(s) objeto(s) que preencha(m) as condições para que o(s) consideremos mídia, teríamos que ir para além da análise de sua materialidade. Isso não quer dizer que o exame dos mecanismos, estruturas e funcionamento no material mesmo não seja necessário. Mas, o que o forma deve ser peçachave para entender o que exala dele. Aí, parece, na materialidade do objeto com a junção de seus processos, poderíamos engendrar algo como uma mirada específica.

3 A parte dos meios eletro tecnológicos de comunicação de massa (ou de acesso plural e simultâneo)

Braga, em nota do mesmo texto, vai fechar o círculo ao mencionar a expressão “processos mediáticos”. Agora, porém, podemos visualizar aquilo que passaria a servir como um início de especificidade, isto é, como aquilo que emana para além do que for materialmente considerado mídia. “Hoje se pode considerar adquirido que interessam os processos mediáticos (sociais, culturais, simbólicos, de sentido, políticos...), bem mais complexos e difusos”. Ou seja, como afirma anteriormente, “[...] ultrapassando um período em que ‘os meios’ forneciam a base (e aí, o estrito processo referido pelo modelo Emissor-Mensagem-Receptor)” (BRAGA, 2004, p. 4).

Da posição de Braga, duas impressões podemos tirar. A primeira: ainda que possamos passar a entender a idéia de processos na expressão processos mediáticos sendo aquilo que exala da mídia atingindo, se misturando e/ou se relacionando com outras estruturas de ação humana, a fila dos processos com os quais a mídia se relaciona (partindo da idéia de que é na relação com a mídia que tais processos possam passar a ser denominados midiáticos) é de elementos de ordens bastante distintas: “[...] sociais, culturais, simbólicos, de sentido, políticos”. Não seria o caso de procurar algo em comum, que poderia ser a gênese que torna estes processos de outras ordens midiáticos? (E essa origem, ou traço em comum, não estaria nisso que tentamos classificar como mídia, que, em contato com os outros processos, os torna relativamente midiáticos?).[¹]

A segunda impressão, baseada nesta, é sobre a afirmação da ultrapassagem da idéia de meio como base. Se não relevamos a dúvida acima, da possibilidade de os processos passarem a ser caracterizados como midiáticos na medida em que se relacionam com o que passamos a chamar de mídia, o conceito de meio talvez não só não possa ser ultrapassado, como a sua posição de base parece ter que ser antes revista do que deslocada (e nesse caso, a reboque, pode ser preciso também rever até que ponto o modelo Emissor-Mensagem-Receptor passa a ser estrito).

Talvez seja na esteira de uma idéia nesse sentido – da função fundamental (básica?) do meio – que Gomes faça um levantamento das possibilidades de significado do termo ‘mediação’ no seu texto referido. Lá, porém, ele parte já da idéia de midiatização para tentar recuperar o conceito de mediação. A midiatização, entendida como “[...] um novo modo de ser no mundo”, “[...] uma nova ambiência”, “[...] supera o conceito de mediação, mesmo sendo este mais que um terceiro elemento que faz a ligação entre a realidade e o indivíduo via mídia” (GOMES, 2006, p. 113, 114).

Quem propõe claramente a passagem de mediação para midiatização, no entanto, é Sodré: “[...] está presente na palavra mediação o significado da ação de fazer ponte ou fazer comunicarem- se duas partes”, enquanto midiatização seria “[...] uma ordem de mediações socialmente realizadas caracterizadas por uma espécie de prótese tecnológica” (SODRÉ, 2006, p. 20).

Dos dois autores, em comum o que fica é a idéia de um processo de relação entre duas coisas. Enquanto Sodré fala em “ponte” a ligar “duas partes”, Gomes é mais direto, ao mencionar que a “ligação” se dá “entre a realidade e o indivíduo”. O fim da frase de Gomes e o fim da frase de Sodré parecem, então, fechar outro círculo: enquanto um diz que a ligação acontece “via mídia”, o outro praticamente a caracteriza: “[...] uma espécie de prótese tecnológica”. Um meio, portanto, virado mídia ao assumir características tecnológicas, a ligar duas partes: a realidade e o indivíduo.

Verón, em Esquema para el analisis de la mediatización parece estar preocupado justamente com esta questão etimológica-terminológica, que não teria outra função senão caracterizar “[...] o que chamamos de meio de comunicação social”, para “[...] aclarar razoavelmente o que podemos entender por ‘midiatização’” (VERÓN, 1997, p. 10).

Para que a noção de meio de comunicação possua uma especificidade historicamente interessante, evitando uma pertinência tão ampla que termine incluindo todos os avatares simbólicos da humanidade, convém associar o princípio de produção tecnológica de mensagens. [...] o qualificativo tecnologia permite incluir os processos de reprodução mecânica como a imprensa, e também os processos eletrônicos próprios das novas tecnologias de comunicação” (VERÓN, 1997, p. 12).

Dois momentos são importantes da sua afirmação:

a) ficam claras duas características do meio: que ele produz mensagens (produção que seria aquilo a ligar as duas partes, recém mencionada), e que essa produção é tecnológica; e

b) parece que apenas a característica da tecnologia ainda é abrangente enquanto traço que busque especificidade, na medida em que pela sua marca ficam no mesmo bojo as características mecânica e eletrônica desses meios. A abrangência seria um problema, porque a mecanicidade não teria exatamente as mesmas características da eletricidade (ou eletrônica), ainda que ambas sob o manto da tecnologia.

Isso talvez ficasse visível não mais em nível de produção estritamente falando, mas em nível de transmissão. Um jornal impresso produziria suas mensagens mecanicamente (é claro que já há modos de produção impressa eletrônicos, mas fiquemos com a idéia de Verón), e por isso seria chamado de tecnológico; mas esse modo de produção acarreta num modo de transmissão (da mensagem) que não é tecnológico: o acesso do leitor é particular no momento do contato com a mensagem produzida tecnologicamente mecanicamente: ele lê sozinho o jornal. Um meio produzido eletricamente (ou eletronicamente) acarreta numa transmissão de mesmo modo, a qual possibilita um acesso coletivo (simultâneo): mesmo que apenas uma pessoa entre em contato com ele. A possibilidade de ser acessado por mais pessoas simultaneamente (que é a oferta característica dessa transmissão) está lá. Esta possibilidade de coletividade no acesso (de acesso coletivo simultâneo) à mensagem pode ser marcante, na medida em que poderia moldar o modo de recepção: é uma mensagem que pode ser vista por muitos ao mesmo tempo, e, por isso, a mensagem transmitida teria um certo poder – pela amplitude de sua transmissão, o que lhe conferiria automaticamente determinada importância.

Ao assumir o sentido sociológico pelo qual lhe interessa definir os meios de comunicação, Verón parece atentar para essa questão ao usar o adjetivo plural. Dizendo que uma carta e o uso do telefone não se enquadram na definição de (meios de) comunicação que lhe interessa, define o “[...] acesso plural às mesmas mensagens” como característica essencial para o que se passa a considerar mídia (VERÓN, 1997, p. 16).

Todavia, ainda parece faltar um traço que pode ser também marcante. Não bastaria ser apenas plural, ainda que nessa idéia esteja guardada a possibilidade de acesso coletivo em oposição ao particular[2]. A simultaneidade do acesso à mensagem parece ser fator fundamental para marcar por que o meio (entendido como mídia em função da sua composição tecnológica) deveria aparecer como o objeto específico da mirada do campo da comunicação (ou da midiatização!): o acesso da mesma mensagem, ao mesmo tempo – simultaneidade – (só possível através da eletro-tecnologia) garantiria uma diferença peculiar em relação ao demais processos comunicacionais dos outros objetos que não os midiáticos.

Ou seja, a conclusão poderia ser a de que, na comunicação que nos interessa, estaríamos ocupados dos meios eletro-tecnológicos de comunicação de massa como aquilo a ser observado, e não mais entretidos com qualquer objeto ou ação que possa em geral comunicar. Na influência das considerações de Verón, poderíamos então inclinar a definição do que nos interessaria observar especificamente para ‘meios eletro-tecnológicos transmissores de mensagens de acesso plural simultâneo’ (VERÓN, 1997)[3].

4 A parte da sociedade e linguagem, e vice versa

O próprio Verón, no entanto, observa que tal caracterização específica é necessária, mas não suficiente: “A especificidade circunscreve dispositivos tecnológicos de produção-recepção de mensagens, mas a comunicação midiatizada é algo mais que isso” (VERÓN, 1997, p. 12). Na afirmação do autor, poderíamos entender que estabelecer (e entender) as características do objeto material que nos interessa é importante, mas, como mencionado antes, além (e por causa, talvez, mas não só) dele é preciso se interessar pelo o que eles fazem.

Verón, por mais de uma vez, aponta que o contexto em que isso pode (ou deve) ser examinado é o dos “usos sociais”. Isto é, aquilo (mensagem) que exala disso que caracterizamos como mídia (um meio de ligação eletro-tecnológico plural e simultâneo entre realidade e indivíduo), emana-se, através do uso, pela (na) sociedade. Ao sentenciarmos tal insuficiência da análise material, instauramos a necessidade de observar os processos que o material engendra. Se o objeto material é a mídia, os processos são midiáticos. Porém, é preciso estar atento até onde as condições de análise (o método de que se dispõe) têm o interesse no midiático e não já no ‘apenas’ sociológico.

Na concepção de Fausto Neto, a imbricação das duas noções – midiático e social – surge por uma recolocação do meio em relação a estes dois campos. O meio, que procuramos insistentemente caracterizar como elemento chave deste fenômeno de ligação o qual queremos saber como funciona quando se torna eltro-tecnológico, aparece então já deslocado de determinada posição (como mencionava Braga). Fausto Neto lança a idéia de que “a comunicação midiática resultante da existência e manifestação dos processos sócio-técnicos [...] deixa de ser meio – instrumento a serviço – para tornar-se elemento constituinte de uma nova realidade, em que seus processos e efeitos vão se constituindo em protagonistas centrais” (FAUSTO NETO, 2008, notas do autor). O meio (que era de ligação), portanto, podia ser entendido a partir de uma função instrumental, quase que externa ou estéril ao tecido social humano ao qual servia, agora o integra. Mas o integra em conseqüência, parece, da característica que assume: a eletro-tecnologia – o que estaria implicado na expressão “sóciotécnica” utilizada pelo autor, a qual permitiria, ou promoveria, este tipo de integração, que se mistura a processos que não são da natureza de apenas fazer ligar.

Aceitando-se que o processo emanado pela materialidade da (do objeto, meio) mídia adentra o social, manchando seus processos com as características que passa a adquirir nessa relação (e que ainda não sabemos exatamente quais são), precisaríamos entender como faz isso. Esse, então, deve ser, talvez, o momento em que nos encontramos atualmente, e por isso certamente o mais complexo de analisar. Lasch Scott, em Crítica de la información, parece ter a mesma desconfiança, e tentar uma descrição do momento “[...] a teoria midiática não explica nem interpreta os meios [...] pra falar a verdade, se parece mais com eles do que uma ou outra coisa [...]” (SCOTT, 2005, p. 137).

A crítica velada de Lasch Scott encobre quase uma confissão: se a teoria midiática se parece com aquilo que não sabemos ao certo como funciona, não podemos saber o que esta teoria pode nos dizer. O que sabemos é que se os meios, transformados em mídia, guardam a característica de transmissão de mensagem (ainda que o tipo e o modo da mensagem possam ter se modificado em função da eletro-tecnologia com que passam a ser produzidas e transmitidas), o fazem, ainda, através de uma linguagem.

É da perspectiva dos estudos que pensam a forma do discurso enquanto dispositivo de construção da nova rede que Fausto procura entender o conceito de midiatização. Diz: “[...] é a instância das linguagens como formas pelas quais os processos de midiatização realizam, dentre tantas coisas, as operações de inteligibilidade das realidades [...] e também a própria construção de realidades” (FAUSTO NETO, 2006, p. 11). Seriam “as linguagens”, sob esta ótica, que poriam “a midiatização em processo”, numa “prevalência da forma sobre o conteúdo semântico” (FAUSTO NETO, 2006, p. 9).

A forma da mensagem, na “idade midiática”, para Lasch Scott, está clara: “O conteúdo das máquinas midiáticas é a informação” (SCOTT, 2005, p. 130). Além disso, o autor faz uma distinção que pode ser salutar: a informação não é discurso: “[...] a tecnologia transforma o conteúdo em informação não reflexiva” (em oposição à reflexividade que, segundo ele, teria o discurso). Se a marca da forma desta linguagem é a pura e ininterrupta informação, pela permissão que o modo eletro-tecnológico de produção e transmissão lhe dá – e que ao permitir, estimula –, o que consistiria o modo de ação (o processo) através do qual a mídia se embrenha na sociedade seria o da mensagem permanentemente informacional.

Com a prevalência na forma da mensagem, os meios muito mais produziriam conteúdo do que transmitiriam ‘simplesmente’ um conteúdo que não seria fabricado por eles. Pois o modo é a única coisa que é própria do meio, já que o conteúdo, ou a mensagem a ser transmitida, é um fato do mundo, exterior ao meio de comunicação, quando o pensamos meramente como algo (um instrumento) cuja função seria representar esse fato. O salto, então (a caminho da midiatização, quem sabe), parece acontecer quando o meio não mais se resigna a este papel, e por isso carrega no modo – o único lugar onde pode afirmar sua existência autêntica[4].

Quando a própria mídia, além de construir determinada realidade em função da ênfase no modo da produção e transmissão da mensagem, passa a ter a necessidade de firmar-se deliberadamente através da auto-referência, constituindo-se praticamente ela mesma um acontecimento. Fausto Neto adverte:

O que importa não é mais um “mundo externo”, a ser apontado, mas o próprio processo e as operações realizadas pela economia enunciativa midiática para gerar a realidade. Ou seja, a ênfase está na enunciação que assim se formula como foco para poder saber, mostrar e dizer. Ou seja, a realidade da construção [...] já não se trata de falar das realidades, construídas segundo suas estratégias de enunciação. Mas, no lugar destas, mudar o referente, para dar ênfase a sua autoreferencialidade” (FAUSTO NETO, 2006, p. 13).

Considerando, então, que, ao carregar no modo, os meios eletro-tecnológicos de comunicação produzem conteúdos, e que estes conteúdos, formais, são de natureza tão somente informacional, temos a cara do encontro entre tecnologia, sociedade e linguagem. Um encontro que, ainda considerando Lasch Scott, produz um padrão de comunicação: o da efemeridade. Se a comunicação, entendida (aqui, agora) como midiatização, opera processos, que são instaurados na (e pela) sociedade (que produz e consome sua mídia) através de uma linguagem, que é moldada pelas possibilidades eletro-tecnológicas (de acessibilidade plural e simultânea), que produzem um conteúdo efêmero, o miasma do processo que engloba todas essas instâncias só poder ser o da própria efemeridade, a se refletir no comportamento social – engrenagem, arcabouço e universo que dá existência a essas próprias instâncias.

5 Conclusão

Ferreira, em Midiatização: dispositivos, processos sociais e de Comunicação, sugere que uma “análise do dispositivo midiático se configura a partir de uma matriz primária triádica”[5] (FERREIRA, 2007, p. 8). Essa configuração englobaria três sistemas: o social, o tecnológico e o de linguagem. A midiatização seria algo que se dá nas relações entre os três.

Poderíamos construir, a partir daí, um diagrama da midiatização: um triângulo com esses três vértices, que se auto-regulam principalmente pelo uso. Nele, a tentativa seria visualizar as operações de relação possíveis entre as três pontas: a tecnologia integrando o social através da linguagem (através dos meios); a linguagem integrando o social através da tecnologia (dos meios); o social reestruturando a linguagem através da tecnologia; a tecnologia reestruturando a linguagem através do (uso) social (dos meios); a linguagem... e etc.

A validade do modelo seria, quem sabe, pensá-lo como um método (um esquema, uma mirada) de análise para o que passamos a chamar de midiatização.

Assumi-la como a comunicação que nos interessa, ainda que seja uma deliberação que determine certa especificidade de enfoque, não abandonaria completamente as características dos tais outros objetos de comunicação. Na origem, não há como negar a natureza do processo comunicacional, presente, inegavelmente, em toda a sua abrangência: num aperto de mão e num happening, numa transmissão radiofônica e em sinais de fumaça.

Mantém, por certo, a idéia de midiatização, os traços originários de um processo que é de relação e que acontece por troca de dados. O modo em que isso acontece, agora escolhido, é que tenta se pensar específico (ainda que não se saiba, exatamente, quais são suas marcas próprias e o que elas podem fazer, realmente). Suspeita-se que esse modo, porém – a eletro-tecnologia empregada nos meios de comunicação, que os torna mídia, cujas características dos processos que exala ainda não temos capacidade nem método de identificar satisfatoriamente – remodele, se não integralmente, grande parte da relação comunicacional, principalmente nas relações sociais que, ao se entender comunicação como midiatização, parece um forte foco de interesse.

É claro que isso pode ser já uma obviedade. Mas dita, sua evidência pode ficar mais clara que subentendida.
Notas
[1] Todavia, a mídia parece não se engendrar sozinha, ou ‘do nada’. Como todo o processo humano, é formada, produzida, de coisas que a precedem. É preciso estar atento que não se trata de uma relação unidirecional de causa e conseqüência: da mídia para o social – é o próprio social humano, que, assim como acessa e consome, também engendra e produz os meios.
[2] Verón não usa o termo particular, mas ‘privado’, para se referir à carta e ao telefone. De qualquer forma, a leitura de um jornal impresso é particular, ainda que a mensagem trazida nele seja de acesso plural. Apenas o traço da pluralidade é que talvez pareça insuficiente, já que se pode ser acessado particularmente, ainda guardaria traços de um acesso privado. Por isso, a necessidade de outro traço, o que poderia ser a simultaneidade do acesso à mensagem transmitida pelo meio, como mais uma especificidade a marcar a força do objeto que nos interessaria e dos processos que geraria.
[3] Um outdoor, por exemplo, não se enquadraria porque não tem a ‘força’ de uma mensagem transmitida eletro-tecnologicamente, de acesso plural e simultâneo (não estaríamos entrando em contato com aquilo só naquele momento: ele estaria ali, a nossa disposição, a qualquer momento, ainda que pudéssemos acessá-lo plural e simultaneamente).
[4] Caso não se considerasse autêntica a função de representar, no sentido de transmitir, uma mensagem de conteúdo totalmente alheio, como tendemos a achar que é da natureza de um meio de comunicação.
[5] Para a idéia/conceito de dispositivo é essencial consultar o próprio texto.

Referências

[<]BRAGA, José Luiz. Os estudos de interface como espaços de construção do campo da comunicação. In: ENCONTRO DA ASSOCIAÇÃO NACIONAL DOS PROGRAMAS DE PÓS-GRADUAÇÃO EM COMUNICAÇÃO, 13., 2004, São Bernardo do Campo, SP. [Anais...] São Bernardo do Campo, 2004. GT Epistemologia da Comunicação.

[<]GOMES, Pedro Gilberto. A midiatização no processo social. In: _____. Filosofia e ética da comunicação na midiatização da sociedade. São Leopoldo: Editora Unisinos, 2006.

[<]FAUSTO NETO, Antônio. Midiatização: prática social – prática de sentido. In: SEMINÁRIO MEDIATIZAÇÃO, 2006, Bogotá. [Paper] Bogotá, 2006.

[<]FERREIRA, Jairo. Midiatização: dispositivos, processos sociais e de comunicação. São Leopoldo, RS, 2007. Paper do Programa de Pós-Graduação em Comunicação da Universidade do Vale do Rio dos Sinos (UNISINOS).

[<]VERÓN, Eliséo. Esquema para el analisis de la mediatización. Diálogos de la Comunicación, Lima, n. 48, out. 1997.

[<]SCOTT, Lasch. Crítica de la información. Buenos Aires: Amorrortu, 2005.

[<]SODRÉ, Muniz. Eticidade, campo comunicacional e midiatização. In: Moraes, Denis. Sociedade Midiatizada. Rio de Janeiro: Mauad, 2006.


domingo, 20 de setembro de 2009

LA CONDICIÓN HUMANA EN LA LUCHA POR EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

APROXIMACIÓN CRÍTICA A LA CONDICIÓN HUMANA EN LA LUCHA POR EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

Prof. Dr. Sirio López Velasco (FURG, Brasil lopesirio@hotmail.com)

INTRODUCCIÓN

En estas notas asumimos como punto de apoyo las tres normas fundamentales que dedujimos de la pregunta que instaura la ética ( a saber, “¿Qué debo hacer?”); como se sabe, la primera nos exige luchar para garantizar la libertad individual de decisión, la segunda nos exige que intentemos realizar consensualmente esa libertad (recurriendo al repetido voto de las mayorías como solución provisoria-mínima), y la tercera nos exige que preservemos-regeneremos la salud de la naturaleza humana y no humana (López Velasco 2009a)..

En segundo lugar sostenemos que el socialismo del siglo XXI es un concepto y una realidad en construcción, en especial a partir de la praxis verificada en Venezuela, Bolivia y Ecuador; algunas de las características que deben marcar ese concepto y su práctica son a nuestro entender los siguientes: a) reelaboraciones constitucionales a partir de sucesivas Asambleas Constituyentes y referendos, b) democracia participativa y protagónica, desde el nivel local (como sucede en los Consejos Comunales venezolanos, ver López Velasco 2009b) hasta el nivel nacional y aún internacional (por ejemplo a través del ALBA y UNASUR, o del referendo continental propuesto por Evo Morales a propósito de la presencia permanente de tropas extranjeras en territorio latinoamericano), c) democracia pluri-nacional, intercultural e interétnica (como la que definen las nuevas Constituciones de Bolivia y Ecuador), d) propuesta socioambiental que reúna indisociablemente las cuestiones individuales-sociales (que apuntan a la emergencia de individuos universales) con la visión-vivencia ecológica (como lo exige la tercera norma ética fundamental); e) plena libertad de expresión, con democratización de todos los medios de comunicación, en especial a través de la multiplicación de los medios comunitarios y asociativos (teniendo como un mínimo el proyecto argentino de reservar un tercio de las concesiones de radio y TV para el sector privado, un tercio para el sector público, y un tercio para los medios asociativos y comunitarios), f) práctica de la educación ambiental problematizadora-ecomunitarista tanto en la educación formal como en la no formal, g) rotatividad y revocabilidad de los cargos electivos (para permitir que muchos tengan acceso a esa experiencia y que nadie se eternice en esas responsabilidades, porque ello usualmente va unido a fenómenos de congelamiento de ideas, corrupción, nepotismo, obsecuencia y autoritarismo), h) socialización progresiva de los grandes medios de producción, con gobierno de sus trabajadores sobre ellos (pasando progresivamente a manos de los productores la propiedad indirecta-estatal sobre esos medios), i) educación y praxis de una erótica de la liberación, que combata el machismo y ponga en igualdad (salvo los derechos femeninos específicos, como los vinculados al embarazo) a hombres y mujeres, promueva el placer sexual compartido, combata y supere la homofobia y la represión contra la masturbación, j) promueva la integración de los pueblos de A. Latina y del mundo (caminando hacia una nueva ONU liberada de su actual asimetría derivada del poder de veto y la imposición militar de las grandes potencias); (ver López Velasco 2009a y 2009b).

Ahora bien, a partir de lo observado en los tres países arriba mencionados, y en especial en la Venezuela bolivariana, creemos interesante registrar algunos comportamientos en situación de transición hacia el socialismo del siglo XXI (siguiendo la huella de Fromm cuando investigó las personalidades de los seres humanos en el capitalismo, en especial en la fase nazi del mismo).

EL COMPORTAMIENTO OPOSITOR

Aquí hay que distinguir al opositor “interesado” (o sea el poderoso que teme por la manutención de sus privilegios económicos, políticos, culturales y militares), y el opositor de las clases media y popular.

El primero siente que su mundo se acaba ante la irrupción protagónica del pueblo y reacciona con furia ante ese destino. Su odio es tan patente que es capaz de festejar ante la sangre derramada, como los miembros de la aristocracia chilena que tomaban champaña en un hotel cercano a La Moneda mientras veían cómo el ejército golpista bombardeaba, incluso con aviones, aquél palacio presidencial defendido por Allende. Habiéndose proclamado “demócratas” mientras la supuesta democracia representativa decidía a favor de su interés, y los cuerpos armados del Estado garantizaban su supremacía mediante la represión (incluso con tortura y muerte) a los luchadores populares, aplauden con aullidos histéricos la caída de cada uno de los bastiones de la democracia representativa que no controlan (como lo hizo el selecto público invitado a la toma de posesión del golpista Carmona en 2002, cuando su portavoz anunciaba sucesivamente la disolución de la Asamblea Nacional, la cesación de los parlamentarios, gobernadores y alcaldes, y la de los jueces, etc.). Particular furia e incomprensión les causa el hecho de que los cuerpos armados no respondan ya a sus caprichos, y no repriman al pueblo movilizado; entonces dicen que esos cuerpos se han politizado, son parciales, responden a los cubanos (y no ya a sus queridos EEUU). Esos privilegiados se ciegan tanto en su odio que inventan y se creen inventos de sus medios de comunicación, como la historia de que el Estado retiraría la patria potestad a los padres para robarle sus hijos (como se mintió con la Operación Peter Pan al principio de la revolución cubana, que hizo que miles de niños de clase media cubana fueron enviados a los EEUU lejos de sus familias, en operación que intentó repetirse en Venezuela a mediados de 2009 cuando la Asamblea Nacional se aprestaba a aprobar la nueva Ley Orgánica de Educación) . Esos poderosos le tienen pánico a la libertad popular y se niegan a confirmar su conducta a la segunda y tercera normas de la ética; la salud del pueblo no les interesa (por eso promueven la persecución contra los 30 mil médicos cubanos que en Venezuela colaboraron con la implementación del ejemplar sistema gratuito de salud para todos “Barrio Adentro”), y sabemos que son poco sensibles a las luchas por la preservación-regeneración de la naturaleza no humana, porque, a través de sus empresas obsesionadas por la ganancia, se dedican a destruirla o contaminarla alegremente.

Si son insensibles al bienestar de sus connacionales, es evidente que menos aún apoyan la solidaridad internacional; así, cuando el Presidente Chávez establece diversos convenios de ayuda internacional (como con Bolivia para planes sociales de ayuda a los más necesitados, como a través del ALBA y Petrocaribe para facilitar la compra del petróleo venezolano por países que no tienen combustible fósil suficiente en su suelo, ni riquezas para adquirirlo), los privilegiados hacen campañas denunciando que “se está regalando lo que es nuestro”; y en el caso venezolano dicen una media verdad, pues PDVSA era un coto privado de la oligarquía venezolana, hasta que a revolución bolivariana la puso al servicio del país y comenzó a usar parte de sus dividendos para satisfacer carencias populares de alimentación y vivienda, entre otras.

Ahora bien, además de los privilegiados, hay un buen porcentaje de opositores que provienen de las clases medias y populares. Es evidente que una parte de esa oposición debe atribuirse a las sistemáticas campañas de desinformación y miedo que los privilegiados lanzan a través de sus medios de comunicación (por ejemplo, la ya mencionada operación Peter Pan, o la noticia de que el Estado confiscaría pequeños comercios e incluso casas de familia, o que en la nueva Ley de Educación se expulsaría a Dios de la escuela, etc.); pero además, creo que hay que ponderar otros factores. La clase media compra el mito (corroborado por el destino de unos pocos en detrimento de la enorme mayoría) de la “subida hacia el grupo selecto de los ricos y famosos”, que los privilegiados venden como un destino al alcance de todos, supuestamente posible a cambio de “mucho trabajo” (y por supuesto que omitiendo la prostitución, la corrupción, el robo, la trampa, el tráfico de influencias, y otros “detalles”). Y cuando la propuesta del socialismo del siglo XXI plantea la frugalidad ecológica y la democracia directa anclada en el poder popular, esos estratos, al ver deshecha la posibilidad (ilusoria) de realización de aquél mito, se oponen a la revolución. Dentro de ese estrato un caso especial es el de una buena parte de los docentes universitarios en Venezuela; allí pude constatar personalmente un sentimiento elitista que emanaría de su supuesta superioridad ante el resto de la sociedad, dado su bagaje intelectual; al mismo tiempo creí ver un resentimiento por el hecho de que la Presidencia fuera ocupada por un ex-coronel, y no por uno “de los suyos” (un profesional liberal);de ahí su afán de entender y acceder al mecanismo que crearía un nuevo liderazgo (fui invitado a discursar sobre ese tema en un seminario promovido por la dirección mayoritariamente opositora de una gremial de docentes universitarios de Venezuela); por último, vi cómo se oponían a la masificación de la educación universitaria, pretextando la defensa de su calidad. Sintiéndose agredidos por la invasión del pueblo a su espacio, esa parte de los docentes opta por la oposición, soñando con la vuelta de la IV República (la misma que invadía Universidades y asesinaba a estudiantes y docentes guerrilleros o simplemente de izquierda), la cual traería la restauración de su dignidad herida. La parte de razón que asiste a algunos miembros de ese grupo es la referente a ciertas prácticas demagógicas, autoritarias o simplistas por parte de los revolucionarios (por ejemplo y respectivamente, cuando no aclaran que el voto paritario en la administración universitaria no iguala el voto individual del alumno y el docente, o cuando el tono de los debates en el recinto universitario es impositivo y no el de intercambio de argumentos, o cuando el contenido de los mismos no está al nivel que sería de esperar en los recintos universitarios).

Los sectores populares que se oponen activamente a la revolución acompañan las motivaciones de las clases medias y son más víctimas que ellas (por su relativa menor instrucción, en media) de las campañas mediáticas de la derecha, que los llevan a esa posición y tratan de inmovilizarlos en ella.

EL COMPORTAMIENTO OMISO

Tal es el comportamiento de sectores predominantemente populares, aunque involucra a miembros de la clase media y aún de la alta. Son aquellos que, según el relato de Reed, frecuentaban los bares cuando se asaltaba el Palacio de Invierno; son el 33% que en febrero de 2009, tras 10 años de gobierno de Chávez, se abstuvieron en el referendo constitucional que habilitaría al Presidente a presentar su candidatura tantas veces como lo quisiera para intentar permanecer en su cargo. Buceando en las causas de ese comportamiento podemos encontrar el dicho de los negros brasileños que ante un problema que creen que no los atañe, se refieren irónicamente a los contendores diciendo “ellos que son blancos, que se entiendan”; en este caso la omisión derivaría de una suerte de abdicación de todo rol ciudadano, que habría sido introyectada a partir de la marginación ocurrida a lo largo de la Historia. Por otro lado podríamos ver en esa omisión el resultado de una sabiduría popular que vería que, más allá de todo momento histórico y pugna política, la felicidad consiste en gozar la vida, rodeado por pocos entes queridos. Esta posición puede ser combatida haciendo notar que el socialismo del siglo XXI se hace para dar, como quería Bolivar, la mayor suma de felicidad para el mayor número posible, por lo que la empresa colectiva no debería eliminar esta felicidad individual-grupal, sino facilitarla y apoyarla; ahora bien, no es menos cierto, que el enceguecimiento político a veces incompatibiliza ambas esferas, incluso en la vida de revolucionarios que, queriendo serlo, se olvidan de ser felices y hacen infelices a sus familiares y allegados. Como dije una vez, en la lucha por el socialismo del siglo XXI, hemos de plantearnos las grandes cuestiones de la vida y la muerte, incluyendo el nirvana.

EL COMPORTAMIENTO SEUDORREVOLUCIONARIO OBSECUENTE

El obsecuente es la persona (a veces de abnegación heroica) incapaz de pensar por sí misma a partir del análisis de los principios que animan a la revolución y del análisis concreto de las situaciones concretas (mutantes históricamente, por definición). Su acción está pautada por un anticipado y perpetuo acuerdo con las palabras y acciones de los jefes, en especial con las del “líder máximo”. En esa postura a veces llega al extremo de “ser más papista que el Papa”, o sea, exagerar en la dosis al intentar adivinar la voluntad secreta de un jefe, haciendo o proponiendo cosas que el propio jefe condena. La conducta de los obsecuentes y la del jefe que se deja adular por ellos tiene consecuencias nefastas para cualquier revolución, porque el rol conductor de los principios, del estudio y la reflexión sobre la realidad, pasa a ser sustituido por la visión (necesariamente parcial y pasible de error, porque humana) del jefe; también porque se pierde la riqueza de la pluralidad de cabezas pensantes en provecho de una sola visión, la del jefe; y, no menos importante, porque la conducta obsecuente es necesariamente cobarde y omisa, callándose e incluso autoengañándose, por sumisión (o temor) ante el jefe, frente a los errores que desvían a la revolución de sus fines,. Estas desviaciones se agudizan cuando el obsecuente encubre un oportunista-trepador, que ve en la obsecuencia el camino para subir en la jerarquía de los cargos y gozar de los privilegios que los acompañan. Especial daño causa a la revolución el obsecuente que ejerce en el magisterio y/o en los medios de comunicación, pues su deficiencia se transmite a los demás a través del encubrimiento de los errores del jefe y las carencias de la realidad; al cabo del tiempo, una es la seudo-realidad pintada por este personaje, y otra muy distinta, es la efectiva realidad de los tiempos, que viven el común de los mortales; ahora bien, como es la adhesión del común de los mortales la única base de apoyo real que tiene toda revolución que se quiere tal, sucede que cuando esos mortales, hastiados de tanta mentira, dejan de sostener al proceso revolucionario, acontece un colapso generalizado y el mismo se derrumba como un edificio socavado en sus cimientos (véase lo ocurrido en la URSS).

EL ESPERADO COMPORTAMIENTO REVOLUCIONARIO

El revolucionario se juega la vida día a día con sus hermanos, y al mismo tiempo mantiene un resquicio de exterioridad ante los hechos para analizar crítica y autocráticamente el derrotero que sigue la revolución y cada uno de sus protagonistas (incluyendo a los de la más alta jerarquía). Su principio de acción reza “soy amigo de mis amigos y del jefe, pero más amigo de la verdad”. Para practicarlo, el revolucionario no persigue privilegios ni se apega a los cargos que eventualmente le hayan sido confiados; y se mantiene en actitud de permanente estudio de todas las fuentes teóricas a las que pueda acceder, sin despegarse un solo día del análisis concreto de la realidad concreta. Al mismo tiempo, exige que en la educación formal y en los medios de comunicación la versión se ajuste a los hechos como un guante a la mano, y denuncia cualquier falsificación de los acontecimientos, aunque la misma sea explícita o implícitamente defendida como “un bien para la revolución”; porque sabe que esos supuestos “bienes”, al acumularse, llevan a la revolución nada más ni nada menos que a la tumba. El revolucionario no se aparta de su familia y de sus ex-vecinos, colegas y ex–colegas cuando se le confía una responsabilidad, y mantiene los oídos y ojos bien abiertos para captar lo que ocurre en la vida de ellos, pues es allí y no en los discursos, donde se muestra la verdadera cara de la revolución. Confrontado a los errores y carencias de la revolución, no se oculta tras justificativas infinitas (a veces muy manidas) sino que busca incesantemente con sus conciudadanos soluciones efectivas para las mismas. En las situaciones límite el revolucionario prefiere incluso la muerte antes que la obsecuencia o la omisión.

YO EN TODO ESTO

Por mi parte soy un poco de cada tipo humano citado; privilegiado con miedo al cambio; omiso; casi nunca obsecuente; y me esfuerzo por parecerme a un revolucionario.

BIBLIOGRAFÍA

López Velasco, Sirio. Ética ecomunitarista, Ed. UASLP, S. Luis Potosí, México,

2009a.

_________ Ecomunitarismo, socialismo del siglo XXI e interculturalidad, Ed. FURG,

Rio Grande, Brasil, 2009b, y Ed. El Perro y la rana:MPP para la Cultura, S. J. de los

Morros, Venezuela, 2008.

sábado, 19 de setembro de 2009

EL PRINCIPIO DE LA TRANSPARENCIA

EL PRINCIPIO DE TRANSPARENCIA

Fernando Gutiérrez Almeira
(de la Red Filosófica del Uruguay, atalamantis@yahoo.com.mx)

Las tablas de la ley romana, que dieron lugar a la primera gran República del orbe, nacieron de la protesta de los plebeyos ante los patricios, protesta que se centraba en el desconocimiento que los plebeyos tenían de las normas aplicadas por los jueces, desconocimiento que favorecía constantemente a los patricios. Así pues, la República romana y la República misma, como idea centrífuga y centrípeta del quehacer político, nacen de la intención de hacer públicas las leyes y válidas para todos sin distinción en igualdad de condiciones. La condición de que leyes sean públicas, es decir, de que se encuentren escritas y publicadas es más importante, ciertamente, que la condición de que sean válidas sin distinción de modo universal, pues la universalidad solo puede ser algo más que una mera intención si mediante la publicación todos los ciudadanos las conocen. Por lo tanto, la objetivación de la ética en el derecho, la eticidad del derecho, depende netamente de la transparencia de las leyes, es decir, de su visibilidad universal. Esta visibilidad universal de la ley, de la que depende su universalidad concreta, su aplicación bajo el criterio razonante del que enjuicia y del que es enjuiciado en la medida de que existan, permite desprender hacia cualquier otro ámbito de la coexistencia humana un principio de transparencia.

En efecto, si consideramos, en primer lugar, los medios de comunicación y los emisores de información en general, de ellos exigimos, en cuanto lo pensamos bien, el que no nos engañen ni oculten lo necesario para la comprensión de la realidad. Le exigimos, pues, al emisor, en la medida en que sabemos que el ocultamiento y el engaño, al distorsionar nuestra visión de lo existente, distorsiona asimismo nuestra acción y nos impide comprender las formas venenosas de la opresión que sufrimos, que transparente las fuentes de las que ha obtenido su información, que se haga cargo de lo que informa frente a la ley y que por sobre todas las cosas no procure ocultar ni trate de engañar. Así pues, el emisor solo dejará de ser un potencial servidor de la opresión del receptor en la medida en que proceda haciendo visible claramente lo que lo impulsa a informar, no enmascarándose en supuestas objetividades imposibles, en la medida en que de referencia de sus fuentes y en la medida en que permita al receptor contrastar con otras fuentes y otros emisores aquella supuesta información que ha emitido. Le exigimos entonces, al emisor, con la misma motivación con que exigimos como ciudadanos la visibilidad universal de la ley, el evitar la opresión debida a la ignorancia, que proceda con transparencia en el uso y transmisión de la información.

Si consideramos, en segundo lugar, el desempeño de los científicos, de ellos deberíamos esperar que no nos oculten el fruto de sus investigaciones ni investiguen para lucrar a partir de aquellos que puedan pagar por ese fruto ni se aboquen a servir perversamente a intereses opresores brindándoles los métodos y los instrumentos para la opresión. Este es el mayor requerimiento ético que se le puede hacer, precisamente, a la tarea científica: la transparencia de las investigaciones desde el momento en que se proponen, tratando por todos los medios que cuanto más relevante sea su importancia para el destino humano mas enterados estén los ciudadanos de las mismas. Sin esta transparencia de la investigación científica los ciudadanos son fácil presa de mecanismos opresivos que los bárbaros científicos hazañosos en secretos y servilismos ayudan a tejer y perpetrar en torno suyo. Será el más vil y el más rastrero el científico que en lugar de servir a esta transparencia de las investigaciones y al beneficio general de todos los ciudadanos se aboque en su lugar a perfeccionar los medios existentes para destruir, corromper, degradar o desintegrar la dignidad y la vida humana. Y entre ellos serán los más abyectos y odiables por todos en su miseria personal y en su fantochada ególatra, aquellos científicos que en lugar de servir al bien común de los ciudadanos sirvan, por un despreciable lucro personal, a la continuidad de las guerras y el militarismo en el orbe.

En fin, miremos hacia donde miremos, vemos que a aquellos que brindan como su mayor servicio el enterarnos de lo que desconocíamos o hacer que se cumpla la voluntad de alguna manera siendo funcionarios o hacer que se cumpla la ley siendo jueces o brindarnos algún producto para su consumo, etc., tenemos la necesidad ética de exigirles que sean transparentes en su labor, que no nos engañen ni nos oculten la información, las normas, los principios, los datos, las prioridades, los requerimientos, etc. sino que por el contrario se esfuercen en que todos estemos enterados y de la manera más clara y distinta de todo lo que, elevándonos sobre la ignorancia, nos hace más capaces de ejercer nuestra dignidad y libertad personal y estar más lejos del alcance de la opresión. Esto equivale a decir que el ciudadano es respetado solamente como tal en cuanto no se lo engaña ni priva de información, en cuanto las autoridades e instituciones laboran para que esto no ocurra, en cuanto aquellos que gobiernan, al contrario de confabularse en secretos de recámara, dan cuenta de sus actos en la medida de lo posible y hacen que todos aquellos que están subordinados a su gobierno den las mismas cuentas con la misma exhaustividad, quedando todos, los gobernantes y los gobernados, desnudos en sus acciones frente a las demandas de la ley siempre visible y siempre universal. Por esto último podemos decir, también, que toda transparencia que se quiera asegurar solo podrá obtenerse y arraigarse si se establece mediante la ley, por lo cual, retrotrayéndonos al origen, queda claro que la transparencia de la ley es el ultimo baluarte de todas las transparencias y será un buen principio de transparencia el que se diga que todo acto o información que sea del interés del ciudadano debe prescribirse mediante ley transparente que al ciudadano le sea visible siempre…la transparencia garantizándose a si misma en contra de la opresión, el secreto, las abyectas investigaciones científicas subterráneas, las manipulaciones comunicacionales, las conspiraciones de los gobernantes contra los gobernados.

segunda-feira, 14 de setembro de 2009

Manifiesto por la Revolución Mediática

Manifiesto por la Revolución Mediática

Fernando Buen Abad (buenabad@gmail.com); Justo Soto Castellanos (jusoc_1@hotmail.com); Sirio López Velasco (lopesirio@hotmail.com) y Antonio Salamanca (salamancantonio@hotmail.com), del Grupo de Trabajo sobre Comunicación, de la Red Universitaria “Simón Rodríguez” http://redsimonrodriguez.blospot.com
Agosto 2009

1º El latifundio mediático ha expropiado a los pueblos de la mayor parte de Nuestra América y el mundo de sus medios y derechos de comunicación. Los oligarcas del latifundio mediático, en los inicios del siglo XXI, han expropiado a la mayoría de los pueblos de Nuestra América, y el mundo, de sus derechos y medios de comunicación. Se han adueñado de la prensa, las editoriales, la radio, la televisión, el cine, el teatro, las escuelas, universidades, etc., convirtiéndolos en su latifundio mediático.

2º El latifundio mediático al servicio de la explotación económica y la opresión de los pueblos. Los oligarcas del latifundio mediático han hecho de la comunicación un negocio. Utilizan los medios para mantener y reforzar ideológicamente la explotación económica y la opresión tiránica de los pueblos. Han puesto la prensa, radios, televisiones, cines, teatros, escuelas, universidades, etc., al servicio genocida del imperialismo capitalista neoliberal o socialdemócrata.

3º El latifundio mediático aliena, deshumaniza y asesina a nuestros pueblos. Los oligarcas del latifundio mediático a través de las programaciones de sus medios alienan, deshumanizan y violentan a nuestros pueblos. Les enajenan sus espíritus humanos y en casos extremos orquestan y justifican la eliminación física del pueblo.

4º El latifundio mediático ha declarado la guerra al Socialismo del siglo XXI. En manos de los oligarcas, los medios se han convertido en templos de la contrarrevolución simbólica, política y militar contra el proyecto político de los pueblos del ALBA, que han tomado la determinación histórica de construir el Socialismo del siglo XXI, para culminar la emancipación iniciada hace doscientos años.

Ante la declaración de guerra de la contrarrevolución mediática oligarca e imperialista del capital, los pueblos del ALBA, de Nuestra América y el mundo, se levantan manifestando que:

1º Es inalienable la soberanía mediática de los pueblos de Nuestra América y el mundo. Ante la agresión del latifundio mediático, los pueblos de Nuestra América, y el mundo, han de saber que ellos y sólo ellos son los únicos y verdaderos soberanos de los medios de información, opinión y conocimiento. Que ellos son los únicos legítimos dueños de los periódicos, espacios radioeléctricos, radios, televisiones, cines, teatros, escuelas, universidades, etc. Que la comunicación no es un negocio sino un servicio público.

2º Es inalienable el derecho a la autodeterminación en la producción de la información, opinión y conocimiento de nuestros pueblos. Los pueblos son los únicos y legítimos soberanos de la comunicación: de la producción, circulación y apoderamiento de la información, opinión y conocimiento.

3º Es inalienable el derecho de los pueblos de Nuestra América y el mundo a la libertad de expresión. Los pueblos tienen el derecho a crear, intercambiar y apropiarse de la información, opinión y conocimientos.

4º Es inalienable el derecho de los pueblos de Nuestra América y el mundo a la veracidad de la información, opinión y conocimiento. La libertad de expresión es incompatible con la falsificación de los hechos, la manipulación de la opinión y la especulación del conocimiento.

5º Es inalienable el derecho de los pueblos de Nuestra América y el mundo a ejercer la libertad de expresión para difundir la construcción de un mundo de justicia y paz. La libertad de expresión tiene como límite la comisión de delitos como la incitación a la violencia contra los pueblos, la propagación del odio, o la apología de sistemas económicos explotadores, asesinos y genocidas como el capitalismo. La libertad de ex-presión no puede ser usada tampoco para la comisión de delitos contra las personas atentando contra su honor, intimidad, fama, etc.

6º Es urgente la expropiación del latifundio mediático. Como bajo la dictadura imperial de la oligarquía mediática capitalista es imposible la soberanía mediática de los pueblos, y por tanto la libertad de expresión, es urgente que los pueblos de Nuestra América, y especialmente los trabajadores de los medios de información, opinión y conocimiento, se levanten y expropien ya el latifundio mediático de sus países, apropiándose en modo de propiedad socialista (personal, comunal, estatal, etc.,) de los periódicos, radios, televisiones, cines, teatros, escuelas, universidades, etc.

7º Es urgente la producción y circulación popular de la información, opinión y conocimiento. Es urgente que los pueblos de Nuestra América, y el mundo, una vez que se han apropiado de los medios los pongan al servicio de la producción y reproducción de la vida de todos los pueblos de la tierra; de la satisfacción de todo el sistema de sus necesidades (esto es, de la construcción del socialismo). Es urgente que sean los pueblos los verdaderos actores de la producción y circulación de la información, opinión y conocimiento. Al pueblo hay que devolverle lo que es del pueblo.

8° Es urgente la creación de medios de comunicación comunitarios o asociativos, apoyados por intelectuales comprometidos. Crear Consejos Populares de Comunicación en los que los vecinos de un barrio discutan, sistematicen y elaboren la comunicación que sus pares desean divulgar, y la divulguen por todos los medios a su alcance (incluyendo Internet). Crear Consejos de Comunicación de Empresa, de Cooperativa, de Centro Estudiantil, de Centro Deportivo, etc., en los que los trabajadores, campesinos, estudiantes, practicantes de deportes, que frecuentan cada uno de esos lugares, discutan, sistematicen y elaboren la comunicación que sus pares desean divulgar, y la divulguen por todos los medios (incluyendo Internet).

9° Es indispensable combinar la promoción y defensa del socialismo del siglo XXI con el ejercicio del papel crítico y autocrítico. En su lucha por el socialismo del siglo XXI los medios populares deben también ser críticos y autocríticos con el proceso revolucionario al que adhieren, so pena de dejar que ciertos errores se eternicen (y puedan dar al traste con ese proceso, como ocurrió en la URSS y demás países ex-socialistas); en esa tarea no vacilarán en contrariar a los burócratas y jefes políticos sobre cuyas acciones ejercen el control crítico-propositivo.

10° Es urgente promover la labor socioambiental de los medios populares. Como en el socialismo del siglo XXI las cuestiones sociales y ecológicas son indisociables, los medios populares de comunicación deben ser vehículos de una continuada educación ambiental ecomunitarista.

Adhesiones:

Andrea Torrano (Argentina andreatorrano@yahoo.com.ar), Rosario olivares (Chile ro-sario.oliv@gmail.com), Sergio Vuskovic (Chile nena.sergio@vtr.net), José de la Fuente (Chile jdelafuente@ucsh.cl), María J. Israel Semino (Brasil dlamji@hotmail.com), Javier Pretri (Argentina netoza@hotmail.com), Rosario Sánchez (Argentina rosariosan-chezrod@gmail.com), Eliseo Larz (Chile eliseolaraordenco@gmail.com), Eduardo Scheidt (Brasil escheidt@ig.com.br), S. Leticia Molina (Argentina saraleti-ciam@yahoo.com.ar), Alejandra garcía(Uruguay alegarciagaudio@gmail.com), Marcia Tuya (Uruguay marcia.tuya@gmail.com), Leonardo Mobilio (Uruguay le-os122@hotmail.com), Oscar Vergara (Chile, gallo.rojo.mf@hotmail.com), Ingrid Ba-hamonde (Chile lira_mcr@hotmail.com), María Migueles (Uruguay miguelesma-ria@gmail.com), Germán González (Chile gh.german@gmail.com), Andrea Soriano (Uruguay andreea.soriano@hotmail.com), Johana Domínguez (Chile jovy-ta_8@hotmail.com), Fabián C. Ortega (Chile fchino87@hotmail.com), Nibaldo Flores (Chile nibaldoflores@hotmail.com), Francisca Cáceres (Chile francaceres@gmail.com), María Fernanda Aurauco (Chile fefili4ada@hotmail.com), Daniela Donoso (Chile lana-donbear@hotmail.com), Bernardita Maldonado (Chile berny-ricitos@hotmail.com), Nicole Sierra (Chile cotitomusic@hotmail.com), Marisa Muñoz (Argentina mmu-noz@mendoza-conicet.gov.ar), Sofía Mrazano (Uruguay sofim201@hotmail.com), André Dornelles (Brasil adpares@gmail.com), Adelaida Estrada (El Salvador adelaida-estrada@hotmail.com), Daymán Cuyo (¿? Uruguay deeiixero@hotmail.com), Celiar Yrolds (¿? Uruguay creifeirca@hotmail.com), Dante Ramaglia (Argentina), Gonzalo Oviedo (Argentina), Efrén Estrada (El Salvador).

(Algunos nombres y/o mails son de difícil lectura)